Mi intención es "defender mi honor político, personal y profesional". Así ha comenzado Cristina Cifuentes su intervención en la Asamblea de Madrid para dar cuenta de las presuntas irregularidades de su máster.

La presidenta regional ha achacado a una "operación política" las informaciones publicadas que apuntan recibió un trato de favor por parte de la Universidad Rey Juan Carlos, que ha atribuido, o bien a la "izquierda", o bien al 'fuego amigo', al destacar que podría deberse al "precio" que debe pagar "por haber combatido la corrupción" dentro de sus propias filas.

Cifuantes ha asegurado que su currículo es "perfectamente real y legal, oficial y expedido por la universidad". "Ni mi currículum ni mis calificaciones han sido falseadas ni fasificadas", ha destacado.

Tras esto, ha enseñado varios documentos, en los que apenas se ha detenido, pero no el trabajo de fin de máster.

La expectación, que ya era elevada en el PP y en los grupos de la oposición, se ha incrementado en las últimas horas tras que El Confidencial desvelase que el acta exhibida por la presidenta madrileña en su defensa cuando estalló el caso tiene dos firmas falsificadas.

La dirección de los populares observa con nerviosismo las dificultades que Cifuentes está teniendo para aportar pruebas (como el Trabajo Fin de Máster) que desmientan la polémica y temen que el caso acabe con su carrera y les obligue a buscar un nuevo candidato para el 2019. Son conscientes de que su caída, además, podría perjudicar por efecto contagio al candidato in pectore al Ayuntamiento de la capital, Pablo Casado, en los próximos comicios.

Oportunidad de oro

Los partidos de la oposición son conscientes de la oportunidad de oro que se les presenta para descabezar el poder del PP en la Comunidad de Madrid y preparan el terreno ante las dos posibilidades más verosímiles si Cifuentes no logra aclarar el escándalo esta tarde: forzar su dimisión (opción preferida) para que la substituya un segunda espada popular de perfil bajo o bien plantear una moción de censura.

Los equilibrios de fuerzas en la Asamblea apoyan la primera tesis. Ciudadanos, socio de investidura de Cifuentes en el 2015, ha anunciado que, si no hay pruebas que esclarezcan el caso, no le temblará el pulso y actuará con la misma firmeza con la que actuó en Murcia.

Otro Murcia o moción de censura

En la primavera del 2017 el partido de Albert Rivera logró presionar al PP para que el entonces presidente de esa región, Pedro Antonio Sánchez, dimitiese tras su imputación en el 'caso Auditorio'. La polémica terminó con una abstención de Ciudadanos en la investidura de Fernando López Miras para permitir que el Gobierno se mantuviese en manos populares. Todo indica que la intención de Ciudadanos, a falta de que Cifuentes se explique esta tarde, es repetir estrategia en Madrid y esperar al asalto en las elecciones del 2019. En conversaciones informales también socialistas y podemistas asumen que esta es la opción que más les favorece.

Sin embargo, si Cifuentes no dimite, ni PSOE ni Podemos pueden quedarse de brazos cruzados. El portavoz socialista, Ángel Gabilondo, y el secretario general, Pedro Sánchez, ya han adelantado que, llegado el caso, están dispuestos a liderar una moción de censura. Los morados la secundarían. Falta por ver si Ciudadanos haría lo mismo, si la condicionaría a ejes programáticos o a determinada composición en el Gobierno regional y, llegados a ese punto, qué baile de nombres se puede llegar a abrir en alguno de los partidos de la oposición.

Sin embargo, mucho antes de cruzar ese río, Cifuentes debe responder en el pleno extraordinario de este miércoles. Lleva desde el 26 de marzo sin comparecencias públicas, cuando se dirigió a los miembros del Comité Ejecutivo del PP de Madrid en una intervención televisada. Cinco días antes, eldiario.es destapó el escándalo de que la presidenta habría obtenido el título de su máster con notas falsificadas.

Ese mismo día su equipo de comunicación envió un comunicado a los medios de comunicación asegurando que no existián tales irregularidades y, ya por la noche, la dirigente publicó en su cuenta de Twitter un vídeo que se grabó a sí misma con su móvil desde el despacho en la Puerta del Sol en el que aseguró que no pensaba renunciar a su cargo. Si lo mantiene o no, está por ver.