Artur Mas vencerá en las próximas elecciones autonómicas catalanas del 28-N con una autoridad de la que ni siquiera pudo presumir Jordi Pujol en los 11 años en que gobernó con mayoría absoluta. Mas --según el Barómetro Preelectoral de GESOP para Grupo Zeta-- podrá gobernar con comodidad los próximos cuatro años porque, de los 135 diputados del Parlament, entre 63 y 65 serán de la federación nacionalista.

El jefe de la oposición será el actual presidente, José Montilla, con la deshonra de ejercer su nueva tarea con el más pequeño grupo parlamentario de la historia del PSC: 30 o 31 escaños. CiU tendría así más del doble de diputados que su gran rival. Ese trofeo no lo tiene Pujol en sus vitrinas. Si el 28-N fuera un gran premio de automovilismo, Montilla sería hoy un piloto doblado, pero no tanto por la velocidad punta de Mas, sino porque la abstención (51% o 52%) amenaza con poner sobre la mesa la orfandad política que parecen sufrir buena parte de los catalanes que no irán a votar.

Esquerra, ahora tercera fuerza política del Parlament, pasará a ser la cuarta en favor del PP. Su descalabro es notable. De 21 escaños puede pasar a 12 o 13, una sangría que será doblemente amarga si, como apunta el barómetro, Joan Laporta, expresidente del Barça, consigue dos diputados con Reagrupament.