Fue la pasada semana, en la primera jornada del debate de política general, cuando el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, sacó pecho en la tribuna del Congreso para advertir al presidente del Gobierno: "Se acabó seguir contando con CiU, lo que limita, muy a pesar nuestro, la capacidad de compromiso. Estamos hartos de ser responsables ante tanta irresponsabilidad". A tenor de tan solemnes palabras, no era fácil presagiar que, una vez más, iban a ser los nacionalistas catalanes los que suministrasen oxígeno político al Gobierno socialista, dado que la abstención de CiU --sumada a la de CC y UPN-- permitió ayer la aprobación del techo de gasto o, lo que viene a ser lo mismo, la superación del primer escollo para aprobar los presupuestos de 2011 y, de paso, apuntalar la legislatura. ¿Y por qué lo hicieron? Por "responsabilidad", según alegó el portavoz económico, Josep Sánchez Llibre.

No obstante, los convergentes insisten en que no serán ellos quienes, ya este próximo otoño, salven de nuevo a Zapatero y a sus cuentas públicas. Sería poco lúcido en puertas de las elecciones catalanas. Por eso, el PSOE quiere contar para ese viaje con el apoyo de los seis diputados del PNV (además de CC y, a poder ser, también UPN). Pero el cortejo no será fácil, y mucho menos gratis, como se pudo deducir ayer en el Congreso.

SUBIR EL LISTON Antes del debate sobre el techo de gasto se habían votado las resoluciones del debate sobre el estado de la nación. Otro test de estrés para el PSOE, obligado a tantear continuamente a sus posibles socios.

El PNV, sabedor de su poder político, subió el listón y planteó iniciativas de marcado carácter soberanista, que trataron de ser enmendadas por los socialistas sin ningún éxito. Si se aprobaban o no las resoluciones peneuvistas era lo de menos. Lo que buscaban los nacionalistas de Euskadi era dejar claro al PSOE que se venden caros y que, si pretende apoyos para los presupuestos, tendrá que apostar fuerte y empezar a poner cartas sobre la mesa a partir de septiembre. Y para reforzar el mensaje, votaron no al techo de gasto. Seguramente, este reparto de papeles entre PNV y CiU fue motivo de conversación en la cena que, el pasado lunes, compartieron en Madrid Artur Mas e Iñigo Urkullu, acompañados de sus portavoces parlamentarios.

"EXIGENTE Y REALISTA" Durante el debate, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, dijo que el objetivo de estabilidad marcado es "exigente y realista" y está orientado a recuperar la economía y garantizar la sostenibilidad presupuestaria, a la vez que se mostró optimista respecto a la recuperación de la economía española.

El caso es que la vicepresidenta no paraba ayer de sonreír sentada en su escaño. Ya tiene su techo de gasto: de 122.256 millones de euros.