Varios miles de personas -15.000 según los organizadores, 5.000 según la Guardia Urbana- han participado este sábado en la manifestación convocada en Barcelona contra el “racismo institucional” en la Unión Europea (UE) y en protesta por su respuesta ante la crisis de los refugiados, plasmada en el acuerdo con Turquía que permitirá, a partir de este domingo, expulsar a todos los inmigrantes llegados irregularmente a las costas griegas, incluidos los refugiados que huyen de las guerras en Oriente Próximo

La marcha, convocada en ocasión del Día Internacional para la Erradicación del Racismo y la Xenofobia en 40 ciudades europeas, se ha convertido en un clamor ciudadano contra el pacto firmado conTurquía, por considerarlo “inhumano e ilegal” y contrario a la legislación internacional sobre asilo y derechos humanos, especialmente los de los refugiados.

La manifestación, que se ha iniciado en la Estació de França y ha finalizado en la playa de la Barceloneta, iba encabezada por una gran pancarta en la que podía leerse ‘Prou Racisme’ (Basta de racismo) y‘Bienvenidos refugiados’ (escrito en inglés), portada por representantes de organizaciones sociales y oenegés. Tras ella han desfilado “contra el fascismo y el racismo” una representación política de todos los partidos del Parlament, excepto el PP y Ciudadanos.

Entre los políticos que se han unido a la marcha había la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, los ‘consellers’ de Presidència y Afers Exteriors, Neus Munté y Raül Romeva, respectivamente; así como el diputado de Junts pel Sí Jordi Turull, los socialistasJaume Collboni y Javi López, el concejal de ERC Alfred Bosch,la dirigente de ICV Marta Ribas y Lluís Rabell, diputado de Catalunya Sí Que es Pot, entre otros.

REACCIÓN DEL GOBIERNO

Durante la marcha, Munté ha insistido en que Catalunya “está preparada para acoger a personas refugiadas” y ha considerado “absolutamente penosa y lamentable” la reacción del Gobierno tras conocer que el ‘president’ Carles Puigdemont envió una carta al comisario europeo de Inmigración ofreciendo plazas para acoger a 4.500 refugiados.

Según Munté, el hecho que el Gobierno se “enfade” y “ridiculice” la acción de Puigdemont es “absolutamente lamentable y demuestra que su capacidad de respuesta ante la crisis humanitaria es cero”.