Jon Joseba Troitiño Cira (San Sebastián, 1980) tuvo buenos maestros en el oficio de matar. Su padre, Domingo, y su tío, Antonio, hermano de Domingo, son autores de dos de los atentados más sanguinarios de ETA. La familia suma 33 cadáveres en su haber. Y sólo entre dos de sus miembros. El alevín, Jon Joseba, pese a sus maestros, aún no ha logrado segar ninguna vida, aunque el martes estuvo a punto de conseguirlo con dos bombas en Alicante y Benidorm.

Domingo Troitiño Arranz, Txomin (Tariego de Cerrato, Palencia, 1955), participó en la masacre de Hipercor, el 19 de junio de 1987 en Barcelona, donde murieron 21 personas y 45 resultaron heridas. El tío Antonio (Tariego, 1957) y sus compinches del comando Madrid habían matado el año anterior con una bomba a 12 guardias civiles en la plaza de la República Dominicana. Antonio introdujo a éste en la banda. Acumula más de 2.500 años en penas de cárcel. Cumple condena en Huelva.

DESDE LA PRISION

Domingo se habrá enterado de la hazaña de su hijo en la prisión de Albolote (Granada), donde cumple 794 años por el atentado de Hipercor. Txomin fue acercado a la Península desde la cárcel canaria de Las Palmas en diciembre de 1998, junto a otros 20 etarras a los que el Gobierno decidió aproximar a sus domicilios como gesto de buena fe dos meses después de que ETA declarara su tregua. Cumplirá un máximo de 30 años, lo que le permitirá salir de prisión, como muy tarde, en el 2017.

El vástago Troitiño no es nuevo para las fuerzas de seguridad del Estado. La policía le tenía fichado por participar en septiembre de 1998 en varias acciones de violencia callejera. Según Interior, el joven hasta ahora sólo había hecho prácticas con el fuego. En 1998, participó, presuntamente, en el incendio de dos sucursales de Argentaria y el Banco Popular en la capital donostiarra. El mismo año le prendió fuego a la casa del pueblo del barrio de Alza, en San Sebastián. El martes pasado, pasó a mayores.

Jon Joseba no aprovechó las lecciones de la familia. Ni logró su objetivo de matar en Alicante y Benidorm, ni supo pasar desapercibido. Unas horas después de los atentados, la policía ya había puesto nombre al "joven bien vestido" que cogió habitación en los dos hoteles objetivo de ETA.