Por primera vez, un expresidente del Gobierno deberá declarar ante una comisión de investigación. José María Aznar será interrogado por los parlamentarios que indagan sobre el 11-M. La histórica decisión fue adoptada por unanimidad y "sin reticencia de ningún grupo", según explicó el presidente de la comisión, Paulino Rivero, pero desató la inmediata reacción del PP, que pidió que comparezca el actual presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Esta petición fue formulada in voce por el portavoz popular, Vicente Martínez-Pujalte, pero no llegó a ser votada, a la espera de que el PP la plantee por escrito.

La comisión empleó una hora en dirimir las peticiones de documentación que plantearon los grupos (105 documentos, de los que se aprobaron 103; los dos rechazados eran solicitados por el PP). Después, los comisionados pasaron a decidir las nuevas comparecencias. La primera fue la de Aznar. Todos los grupos votaron a favor. La satisfacción de los portavoces de CiU, ERC, PNV, IU-ICV y Grupo Mixto llevó a Jordi Jané, de CiU, a hablar de "fumata blanca".

No sólo habían conseguido evitar el "cierre en falso" de la investigación, sino "cambiar el guión" y que prosperara la petición que habían formulado el 20 de mayo para que el expresidente pueda ser interrogado. "La razón democrática se ha impuesto sobre la de Estado", proclamó Gaspar Llamazares.

Tras la decisión de que comparezca Aznar, los comisionados votaron, una a una, las propuestas que habían presentado los grupos para llamar a distintas personas relacionadas con el 11-M. Se aprobaron 13 comparecencias. El PP vio rechazadas 16 de sus propuestas. Sólo prosperó la referida al exsecretario de Estado de Seguridad y diputado del PP, Ignacio Astarloa.

IRRITACION DEL PP Ese rechazo y el voto contrario de los socialistas y otros grupos minoritarios a la petición del PP de un documento interno del PSOE sobre la suspensión de las elecciones provocó la irritación de los populares y llevó a Pujalte a tildar de "grupo del pesebre" a las minorías. La contrariedad no quedó en palabras, sino que se plasmó en la propuesta verbal de que compareciera el presidente Zapatero.

Los populares se vieron contrariados también por el orden establecido para las 14 nuevas comparecencias decididas ayer. Querían que el comisario europeo de Justicia e Interior, Antonio Vittorino, compareciera antes que Aznar, pero no lo consiguieron. El expresidente comparecerá con el número 10 y Vittorino, con el 13. Los populares discreparon y finalmente se abstuvieron en la ordenación de las comparecencias.

Los comisionados acordaron que la nueva ronda de comparecencias comience el 5 de octubre, después de la celebración del congreso del PP que proclamará a Mariano Rajoy presidente del partido. También en este punto hubo rifirrafe interno. Llamazares propuso que las sesiones comenzasen el 27 de este mes. Pujalte dio una lectura política a la propuesta y protestó: "Ahora se demuestra el odio que tenéis al PP", dijo antes de informar de que el congreso de su partido ha sido fijado del 1 al 3 de octubre.

La contrariedad del PP por las decisiones de la comisión quedó plasmada en las palabras de su portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana. En rueda de prensa con los comisionados de su grupo, dijo que "estamos ante un escándalo político sin precedentes en cualquier país democrático", y añadió: "No estamos ante una comisión de investigación; es mentira. No se quiere investigar nada ni saber la verdad".

CONSECUENCIAS Zaplana acusó al Gobierno y a quienes le apoyan de que "no quieren que se sepa la verdad de lo ocurrido en las fechas entre el 11 y el 14 de marzo", y señaló que "por eso han rechazado la comparecencia de los periodistas y los confidentes" que ha planteado su grupo.

El portavoz popular afirmó que la actitud del PSOE y de los grupos que le han apoyado "tendrá consecuencias" y, al ser preguntado si su grupo se plantea abandonar la comisión, señaló que "las decisiones se tomarán sin precipitación" y añadió que su partido también actuará fuera de la comisión.

Aunque los populares señalaron que todas sus peticiones de comparecencia habían sido rechazadas --a excepción de la de Astarloa-- el presidente, Paulino Rivero, aseguró que no está descartado el interrogatorio a los confidentes de la trama de la dinamita, Rafá Zuhier y Emilio Suárez Trashorras.

La comisión consideró la propuesta de Llamazares de interrogarles por escrito, con el visto bueno del juez Juan del Olmo, que dirige la investigación, y pidió un informe a los servicios jurídicos de la Cámara. Rivero dijo que sigue abierta la posibilidad de más comparecencias.