El Congreso y el Senado destinan más de un millón de euros al año para sufragar los complementos de pensiones de sus señorías. Desde 1977, ha habido 81 diputados de los 3.609 que han pasado por las Cortes que han recibido esta compensación, de 1.066 euros mensuales. Los electos con más de 11 años en cada Cámara reciben el 100% de la pensión máxima; los que han estado entre 9 y 11 años perciben el 90%, y los que ejercen el cargo, entre 7 y 9 años, el 80%.

La inmensa mayoría de diputados han cotizado en su actividad laboral previa o posterior y, por lo tanto, no necesitan esta pensión. Simbólicamente, se ha aplicado a exdiputados muy veteranos que no cotizaron durante el franquismo por estar en el exilio. Un ejemplo es Santiago Carrillo. En paralelo, al cesar en su actividad, los diputados que no tienen más ingresos públicos, reciben 3.125,52 euros mensuales por cada año en el cargo, con un límite de 24 cuotas y una carencia mínima de dos años.