El PP no ha firmado un alto el fuego con el nuevo Estatuto catalán. La (aparente) distensión en las relaciones entre Mariano Rajoy y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero a cuenta del proceso de paz en Euskadi no se trasladó ayer al Congreso, el día en que éste aprobaba la propuesta de reforma estatutaria, justo seis meses después de que se votara en el Parlamento catalán.

El líder del PP se superó a sí mismo con un discurso tremendista en el que vaticinó todos los males para España si el texto era aprobado. Los cambios introducidos en su paso por la comisión constitucional no sirvieron para hacer variar un ápice la posición del líder del PP.

La ausencia de Zapatero durante la mayor parte del pleno deslució una sesión que debía ser solemne. Tampoco la tribuna de invitados estaba a rebosar de representantes de Cataluña. El presidente catalán Pasqual Maragall, acompañado de cuatro consejeros; el consejero primero, Josep Bargalló; el presidente del Parlamento autonómico, Ernest Benach, con miembros de la Mesa y los ponentes del Estatuto; el expresidente Jordi Pujol y Artur Mas ocupaban la tribuna. Bargalló y Benach, ambos de ERC, no se sumaron al aplauso de los demás al término de la votación.

El texto fue aprobado por 189 votos a favor --PSOE, CiU, PNV, canarios, BNG e IU-Iniciativa--, 154 en contra --PP, ERC y Eusko Alkartasuna-- y dos abstenciones --Chunta Aragonesista y Nafarroa Bai--. Hubo cinco ausencias. El pleno se inició a las nueve de la mañana, y hasta las tres de la tarde pasadas no se inició la votación. Zapatero llegó al mediodía. "No tiene la valentía ni la vergüenza torera de estar hoy aquí, en el debate más importante de la legislatura", le había recriminado Rajoy. Estaba ocupado en su despacho de la Moncloa, dijeron sus colaboradores. Inmediatamente se reunió por espacio de unos 40 minutos con Maragall en un despacho.

"¿Cómo ha ido el encuentro?", preguntó al acabar una periodista. "Bien", contestó Zapatero. Más tarde, el president dijo que el encuentro había sido "largo y provechoso" y que había "una absoluta identidad de criterios" en relación al Estatuto. Maragall confió en el de ERC al Estatuto en referendo. Sin embargo, las condiciones que expuso ayer Joan Puigcercós para moverse del no en el Senado no permiten ser muy optimistas. Son las siete condiciones ya conocidas, pero planteadas en el pleno adquirían mayor contundencia, gravedad e irreversibilidad. El secretario general de ERC se mostró pesimista en privado.

"EXAGERAR HASTA LA MENTIRA" A la retahíla de descalificaciones lanzadas por Rajoy --"espectáculo lamentable", "frivolidad", "oportunismo", "embrollo", "principio del fin del Estado tal y como los españoles lo diseñaron en 1978", "inconstitucional", "bomba de relojería que un día estallará", "injusto", "discriminatorio", etcétera--, le contestó el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba con la acusación de "dramatizar y exagerar hasta la mentira", practicar la "catalanofobia exacerbada" y caer en la "vileza" de excitar en contra de Cataluña.

Rajoy cometió el despropósito de comparar el Estatuto con los objetivos de Arnaldo Otegi, lo que le valió nuevos varapalos. "Es el discurso más de derechas de los últimos 26 años", dijo Joan Herrera. "Sólo le ha faltado decir que el Estatut traerá la gripe aviaria", añadió. "Con Rajoy hemos sufrido un espejismo: creímos que sería el Adolfo Suárez del PP, pero ha acabado siendo el Carlos Arias Navarro del PP", dijo Gaspar Llamazares.

Rubalcaba vaticinó que los populares acabarán por aceptar el Estatuto e incluso se apropiarán de él. Josep Antoni Duran Lleida retó a Rajoy a que se comprometiera a respetarlo si llega a gobernar. Rajoy rehuyó el envite.