El pleno del Congreso aprobó ayer casi por unanimidad, con la única abstención de BNG y Nafarroa Bai, la reforma del Estatuto andaluz, lo que supone el mayor apoyo que ha recibido una modificación estatutaria en toda la legislatura. Sin embargo, las felicitaciones iniciales por la flexibilidad exhibida por todos para pactar se tornaron en discusión entre PP y PSOE a cuenta del Estatuto de Cataluña.

Previamente, CiU, ERC e IU habían puesto en evidencia la "incoherencia" de que los populares aprueben este texto y rechacen el catalán. El portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, emplazó al PP a "ordenar su discurso" y a dejar de hablar "del desmontaje de España". Asimismo aseguró que el Estatut es una de las "neurosis" del líder del PP, Mariano Rajoy.

Este replicó que su grupo apoyaría una nueva reforma de la norma catalana si su contenido fuera "igual" al del texto andaluz, y aseguró que el PP "ha cambiado su voto" después de que el Congreso limase 150 de los 235 artículos del proyecto del Estatuto de Andalucía, pero no su "posición". "Al contrario que el PSOE", subrayó, en alusión a que este partido ha aceptado introducir la expresión "realidad nacional" solo como una referencia histórica en el preámbulo y ha admitido incluir la "indisoluble unidad de la nación española".

Pese a los desencuentros, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en una rueda de prensa, destacó que el "éxito" de la reforma "viene acompañado del gran acuerdo político".

El texto comenzará a tramitarse hoy en el Senado, donde el Partido Andalucista, que carece de representación en la Cámara alta, previsiblemente presentará enmiendas a través de los miembros del PNV.