El Pleno del Congreso ha dado luz verde definitiva a la reforma de la ley orgánica de financiación autonómica (Lofca) y sus normas aledañas con el rechazo del PP, UPyD y BNG y la abstención de IU, en una accidentada tanda de votaciones en la que finalmente el PNV, que hasta ahora se abstenía, y CiU, que se opone radicalmente, acabaron votando a favor del texto, al que sólo se incorporó una de las enmiendas introducidas por el Senado.

La modificación de la Lofca, por tener carácter orgánico, requería una mayoría absoluta (176 votos) y la ha superado con creces, al registrar 192 votos a favor, 144 en contra y una abstención, lo que supone un respaldo mayor en casi una quincena de escaños al que obtuvo cuando la Cámara Baja aprobó el dictamen inicial.

HEMICICLO SEMIVACÍO

Ante un hemiciclo semivacío durante el debate, en que la vicepresidenta Elena Salgado fue la única representante del Ejecutivo, aunque no ha tomado la palabra, los portavoces de los grupos han volvieron a desgranar sus posiciones a favor y en contra de la reforma.

La ley se ha acabado votando dos veces porque, tras hacerlo la primera vez, el presidente del Congreso se ha dado cuenta de que no se habían votado las enmiendas de la oposición por un fallo en el cuaderno de votaciones elaborado por los servicios de la Cámara.

ALGÚN APOYO MÁS

Si en la primera votación el proyecto ha contado con 181 votos a favor, 159 en contra y 7 abstenciones, en la segunda el PSOE se ha encontrado aún con más apoyos hasta llegar a los 180 votos: el PNV, que hasta ahora mantenía una tradicional abstención dado que el País Vasco tiene su propio sistema de financiación, y CiU, que por un error al marcar el sentido de voto, llevó al sí a nueve de sus diputados (el décimo, Jordi Jané, que está en la Mesa del Congreso, sí votó en contra). "¡Otra, otra!", gritaron los diputados del PSOE, comentando que en una tercera votación podrían sumar incluso al PP.

Pero estos no fueron los únicos problemas, ya que unos 17 diputados, en su mayoría de PP y CiU, no llegaron a tiempo a la votación por haber tenido problemas con los ascensores de las dependencias parlamentarias. Al tratarse de una "razón técnica", el presidente de la Cámara, José Bono, tomó la decisión "excepcional" de permitirles la entrada, lo que suscitó encendidas protestas entre los propios populares.

Durante el debate, en tono más sosegado que en la primera lectura del texto, el ponente popular, Alvaro Nadal, ha apuntado que el cese de Pedro Solbes como ministro de Economía y Hacienda desbloqueó un proceso de reforma que, sin embargo, se ha llevado a cabo de "manera partidista y arbitraria", pactado con minorías nacionalistas catalanas e "impuesto al resto de comunidades". Asimismo, aseguró que el modelo es "básicamente el mismo" que el anterior, pero con un reparto "arbitrario" de los recursos.