El pleno del Tribunal Constitucional se reúne este jueves para elegir a su presidente y vicepresidente una vez constatado que la renovación parcial de este órgano que compete al Congreso de los Diputados no se producirá de momento por la falta de acuerdo entre los grupos parlamentarios.

El presidente en funciones del tribunal, Javier Delgado, convocó la reunión el pasado día 13, solo 24 horas después de que tomaran posesión los cuatro magistrados designados --con tres años de retraso-- por el Senado: el expresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) Francisco José Hernando y los catedráticos Adela Asúa, Luis Ortega y Francisco Pérez de los Cobos. No obstante, y en previsión de que el PSOE y el PP alcanzaran en la Cámara baja un acuerdo que permitiera renovar también a los tres magistrados que permanecen en funciones desde el pasado mes de noviembre y cubrir la vacante causada por el fallecimiento en mayo del 2008 de Roberto García-Calvo, Delgado se mostró dispuesto ante los grupos parlamentarios a aplazar el pleno.

El PSOE y el PP, sin embargo, mantienen sus diferencias, ya que los socialistas continúan sin aceptar al exportavoz del CGPJ Enrique López como candidato, y los populares insisten en proponer su nombre.

Así las cosas, los 11 magistrados que componen el Constitucional se reúnen esta mañana con la misión de designar un presidente y un vicepresidente en un escenario inédito, ya que las nuevas incorporaciones han roto el equilibrio de fuerzas entre progresistas y conservadores en el tribunal, en el que ahora los primeros son clara mayoría.

EL SISTEMA DE ELECCIÓN

La lógica matemática lleva a pensar que el nuevo presidente saldrá del bloque progresista y, aunque no hay candidaturas formales, en todas las quinielas aparecen los nombres de Manuel Aragón y Pascual Sala, con cierta ventaja para este último, ya que el primero se enfrentó a sus compañeros de bloque cuando se alineó junto a los conservadores en la sentencia sobre el Estatut.

Según la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, la elección de presidente requiere la mayoría absoluta en la primera votación, es decir, al menos seis apoyos. Si nadie la consigue, habrá una segunda votación para la que solo hará falta mayoría simple, mientras que, en caso de empate, el magistrado con más antigüedad --y si persiste la igualdad el de mayor edad-- será el designado para ocupar la presidencia.