La liberación de los cooperantes españoles Alicia Gámez, Albert Vilalta y Roque Pasqual, secuestrados en Mauritania el 29 de noviembre, parece más próxima que nunca tras la aceleración de los contactos a varias bandas que, a través de mediadores, mantienen las autoridades españolas, francesas y malienses con los responsables de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), la organización que se ha atribuido el rapto.

El grupo islamista ha hecho saber a Francia que ha levantado la amenaza de muerte que pesaba sobre Pierre Camatte, el ciudadano francés secuestrado por la organización el 25 de septiembre. Los terroristas exigían un canje por cuatro presos salafistas que expiraba hoy. "El caso de Camatte está tomando otro rumbo y hay nuevas esperanzas, que a la vez facilitarían la liberación de los demás", incluido el italiano Sergio Ciccala, de 65 años, aseguraron fuentes próximas a los negociadores. Sin embargo, los notables tuareg y árabes en contacto con los interlocutores eran menos contundentes sobre la rápida resolución del rapto. "La liberación del francés es inminente" y el resto "vendrá escalonadamente".

Una de las claves para desencallar la situación es la segunda visita del ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, a Bamako, la capital de Malí, el domingo pasado. Su intervención frenó las exigencias de los terroristas, que incluso retiraron el ultimátum.

"ULTIMOS ARREGLOS" Varios notables tuareg cercanos a los mediadores han asegurado a esta periodista que los interlocutores para la puesta en libertad de los cooperantes catalanes y francés se han reunido esta semana con el presidente maliense, Amadou Toumané Touré. Las células de los secuestradores pertenecen a líderes diferentes, aunque los objetivos "son iguales: la yihad contra Occidente", explica un dirigente tuareg.