María Dolores de Cospedal fue víctima ayer de la extraña forma con la que el PP ha decidido comunicarse con los ciudadanos. La agencia Efe dio curso ayer a la segunda entrega de las explosivas declaraciones del pasado jueves, en las que la secretaria general del PP denunciaba que España se adentra poco menos que en la noche política del estalinismo.

El PP no responde ya preguntas. Solo sirve, en diferentes envases (grabación, comunicado, sms...), sus mensajes, en esta última ocasión la denuncia de una monumental conspiración urdida por el PSOE desde el Gobierno con la connivencia de jueces, fiscales, servicios secretos y policía nacional. La cuestión es que ayer Efe sirvió el segundo plato. Ni una línea del enorme enfado de jueces, fiscales y policías. "El PSOE debe reflexionar, pues es muy aficionado a levantar falsos testimonios sobre las personas", afirma De Cospedal en la segunda entrega de sus declaraciones.

Lo que se había quedado en el tintero era una invitación al PSOE para que sea consciente del daño que se ocasiona cuando se formula una acusación sin pruebas. De Cospedal se refiere a los "dramas familiares y personales" de los dirigentes del PP, que han sido "insultados y denostados" por acusaciones que, al final, terminan siendo archivadas en los juzgados. Sería el caso, en su opinión, de Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana, al que el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad ha decidido no continuar investigando por su presunta relación con el caso Gürtel , aunque la denuncia de los trajes regalados puede reverdecer, si prosperan los recursos, en el Tribunal Supremo.

Sobre Camps, la secretaria general de los populares afirma que ha sido víctima durante meses de un "acoso mediático y personal", aderezado por la "clara indefensión" que le ocasiona el hecho de que se filtraran a los medios de comunicación partes del sumario. "Me imagino que Camps actuará en consecuencia", concluye De Cospedal sobre esta cuestión.

Sobra decir que el segundo plato no será tan comentado como lo fue el primero. En realidad habría pasado inadvertido si no fuera por la tormenta que desató el primero. La pregunta es: ¿habrá postre?