Ricardo Costa asegura que, con su regreso al Parlamento valenciano tras su relevo como número dos de los populares y como portavoz parlamentario, no buscaba polemizar. Y puede que no fuera su objetivo, pero consiguió el efecto contrario: levantó tal polvareda política al insistir en que seguía siendo el secretario general del PP valenciano que, unas horas después, él mismo fue barrido por la dirección nacional del partido, que de una vez por todas decidió suspenderlo de militancia.

Y es que Costa optó ayer por echar un último pulso a Mariano Rajoy y, sin pensarlo dos veces, le retó a llamarle a declarar de inmediato ante el comité de derechos y garantías o a limpiar su imagen, vinculada al caso Gürtel . "Creo que, como militante y como secretario general, es importante que la dirección nacional ratifique la gestión del partido en estos años; ratifique mi gestión como secretario general y ponga en valor mi honradez como militante, como ciudadano y como secretario general", espetó. Las palabras de Costa hicieron saltar todas las alarmas en la sede central del PP y, de paso, pusieron a trabajar a la máquina de emitir comunicados: "Reunidos de urgencia el presidente y el secretario general del comité de derechos y garantías del PP para analizar la actitud de Ricardo Costa, han decidido abrir expediente disciplinario y suspender cautelarmente su militancia en el partido".

Como consecuencia, el hermano del afectado puso el grito en el cielo; su jefe, Francisco Camps, tuvo que hacer equilibrios para defenderlo sin herir susceptibilidades y, en la Comunidad de Madrid, hacían comparaciones con el caso de Manuel Cobo. Pero por partes.

Eran cerca de las 10 de la mañana de ayer cuando Ricardo Costa puso el pie en la Cámara valenciana, con notables ojeras y algo alicaído. Abrazos y efusivos saludos de sus compañeros. Uno en especial: el de su sustituto como portavoz parlamentario, Rafael Maluenda, que se acercó al sillón que ahora ocupa Costa, uno de los más altos de la Cámara y más distanciado del jefe, Francisco Camps.

"INDEFENSION" Antes de empezar la sesión, Costa también había saludado al presidente de la Generalitat. Y a los periodistas, a los que había prometido que haría unas declaraciones después del pleno. Cumplió su deuda y, ya ante los micrófonos, se despachó autoproclamándose de nuevo como secretario general del partido conservador.

Finalizada la sesión y la comparecencia ante los medios, Costa comentó a este diario que se reconoce abatido por la "indefensión" en la que, según él, le ha dejado la dirección de su partido. Además, analizó la posibilidad (minutos después sería una realidad) de ser expulsado: Costa señaló que eso sería reconocer que en el PP valenciano se han cometido irregularidades vinculadas a la trama Gürtel , algo que él no está dispuesto a admitir, puesto que "nunca" ha hecho "nada sin contar con las directrices regionales y nacionales". Costa insistió en que sigue confiando en el presidente Camps porque él sí avala su gestión.

Al menos en este último punto, el exsecretario general tenía razón: Camps volvió a avalar la gestión de Costa incluso después de conocer que había sido suspendido de militancia. Eso sí, aseveró que "acata" la decisión de Rajoy que, a su entender, "nada tiene que ver con la gestión del PP valenciano". También salió a la palestra otro de los fieles de Ricardo Costa, su hermano Juan. "Si tengo que ser franco, me ha sorprendido profundamente esta decisión. Creo que en política hay cosas que no se deben y no se pueden hacer", remachó, añadiendo que la expulsión de su hermano --al que se refiere como secretario general del PPCV-- le parecía "arbitraria".

AGUIRRE, "DE PIEDRA" Mientras, en la Comunidad de Madrid hacían comparaciones. La presidenta, Esperanza Aguirre, según su entorno, se quedó "de piedra" al conocer lo sucedido en Valencia y se preguntó por qué no se actúa con el número dos de Alberto Ruiz-Gallardón, Manuel Cobo (que ha cargado duramente contra ella), como con Costa. Y es que, en el caso del exsecretario general del PPCV, se ha emitido un comunicado que advierte: "Todos los militantes tiene obligación de abstenerse de hacer manifestaciones que puedan perjudicar la imagen o disciplina interna del partido". Ese párrafo traerá cola.