El presidente del Gobierno ha acabado haciendo suyo el aforismo del intelectual comunista italiano Antonio Gramsci: "Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad". Pero no acaba de saber cómo trasladarlo a la opinión pública. Cada día aparece un nuevo dato negativo sobre la situación económica española. Y cada día, a pesar del anuncio de algunas medidas, el Gobierno se refugia en la reforma fiscal que permitirá a trabajadores y autónomos deducirse 400 euros entre la nómina de junio y hasta finales de año. A la espera de la efectividad de esa medida, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, rechazó ayer la parálisis del Ejecutivo. "El Gobierno está ahí, trabajando de forma incansable", sentenció.

ACTIVIDAD LEGISLATIVA José Luis Rodríguez Zapatero quiere mantener sus planes, pero la realidad le aprieta con virulencia. El Ejecutivo socialista no desea impulsar, en su segundo mandato, una gran actividad legislativa. Por el momento, ha registrado en el Congreso cuatro proyectos de ley, y ha convalido dos decretos leyes. Solo la ley de dependencia, aprobada en la anterior legislatura, ya le supone una gran atención, que deberá definir con las comunidades autónomas, muy molestas con la escasa dotación económica que han recibido. Otras iniciativas anunciadas, como la ley de libertad religiosa, ya no son tan urgentes. De la Vega admitió ayer que no se aprobará este año.

La prioridad es hacer frente a la crisis y tratar de demostrar que el Gobierno lo hace con solvencia. Zapatero se había comprometido a reunirse, nada más acceder a la Moncloa, con los líderes sindicales. Ahora, tras unas semanas de dudas, los convocará en 10 o 12 días. Y el 23 de junio, después de aplazar la convocatoria, pronunciará un discurso repleto de medidas económicas en el Consejo Económico y Social (CES). Lo hará en su sede, y no en la Bolsa, como el año pasado, cuando quiso evidenciar el buen estado de la economía ante los inversores. Los compromisos los anunció ayer De la Vega para borrar la imagen de un Gobierno que va a remolque, justo en un contexto en el que no tiene oposición, debido a la crisis del PP.

Fuentes de la presidencia de la patronal española admiten que Zapatero "está actuando de forma muy lenta, y poco efectiva" y que "lo poco que hace, no lo explicita". Añaden que todas las medidas del Gobierno "se quedan a medio camino", como el plan de ayudas para renovar los automóviles con más de 15 años de antigüedad.

SOLBES PARA LOS GOLPES El encargado de parar los golpes es el vicepresidente económico, Pedro Solbes, quien ha tenido que rebajar las previsiones de crecimiento de este año por dos veces, hasta situarlas en el 2%, aunque la OCDE las haya dejado en el 1,6%. Solbes estaría cumpliendo uno de los consejos que le dio el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, a Zapatero, en una conversación indiscreta que los micrófonos captaron en la clausura de las jornadas del Círculo de Economía en Barcelona: que no se quemara y dejara esa labor a Solbes.

En esa situación de perplejidad del Gobierno ha hecho oír su voz el ministro de Industria, Miguel Sebastián, especialmente respetado por los empresarios. El diagnóstico de Sebastián es que España está sufriendo "tres choques al mismo tiempo", el de liquidez, por el freno del crédito; el petrolero y el inmobiliario, y no esconde que los dos próximos años serán muy complicados.