Apagadas las luces del XXV congreso nacional del PP, Mariano Rajoy afronta su primer gran desafío como presidente del partido: resolver los conflictos regionales de la organización. Los congresos regionales y provinciales, que se celebrarán en los próximos tres meses, permitirán calibrar el don de mando y el grado de independencia del nuevo timonel, que ayer afirmó "compaginar" las posiciones de su antecesor, José María Aznar, y el alcalde de Madrid, el crítico Alberto Ruiz-Gallardón.

El nuevo comité de dirección del PP, en su primera reunión bajo presidencia de Rajoy, hizo ayer un balance triunfal del congreso y repasó el nuevo escenario. Rajoy puso énfasis en la necesidad de una mayor coordinación. Asistieron Carlos Aragonés y José María Michavila, que no forman parte de la dirección.

FOCOS DE TENSION Los principales focos de tensión regionales están en Galicia, Extremadura, Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía. La inclusión en la nueva ejecutiva de los dos vicepresidentes de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo y Xosé Manuel Barreiro, fue un apoyo a Manuel Fraga frente al desafío de José Luis Baltar.

También en el caso de Extremadura Rajoy ha tomado partido, al incorporar en la ejecutiva y en la dirección nacional a Cristina Teniente y Teresa Angulo, respectivamente. Ambas son personas de confianza del presidente regional, Carlos Floriano, enfrentado con el exdelegado del Gobierno Oscar Baselga.

En Madrid se presagia un duelo de titanes. La presidenta de la comunidad, Esperanza Aguirre, aspira a liderar el partido en contra de la voluntad de Ruiz- Gallardón. Los partidarios del presidente valenciano Francisco Camps y los de su antecesor, Eduardo Zaplana, mantienen un largo enfrentamiento. La crisis se cerró en falso en agosto. Y en Andalucía, Javier Arenas intenta tomar las riendas con la oposición de Almería y Córdoba.