La dimisión de Fernando Puras, excandidato socialista a la presidencia del Gobierno navarro, no ha sido suficiente para calmar los ánimos de las bases del PSN. El secretario general, Carlos Chivite, tuvo que comparecer ayer para asegurar que no hay riesgo de escisión y para advertir que no estima oportuno un congreso extraordinario, como reclaman los críticos. "Sería un error --proclamó-- porque en tiempos de crisis no conviene hacer mudanza". Aprovechó para anunciar que no piensa dimitir, ya que estima que ahora debe "encauzar la nave".

Sin embargo, amplios sectores del partido reclaman precisamente "mudanza". Hay quien se muestra partidario de fundar un nuevo partido de ideología socialista, pero no sometido a Ferraz. Así lo ha defendido públicamente el alcalde de Sartaguda, José Ramón Martínez, a quien el PSOE abrió un expediente de expulsión por aceptar el voto de ANV para alcanzar la alcaldía. El propio Puras advirtió a la dirección federal, en su rueda de prensa de despedida, que debía analizar la compleja situación interna del partido en Navarra cuanto antes, "si no quiere dar lugar al nacimiento de una fuerza alternativa".

Asimismo, otros disidentes optan por la insumisión a Madrid. Más de 20 agrupaciones socialistas de la Ribera navarra reclamaron a los parlamentarios navarros que desobedezcan la orden de la dirección federal e impidan que Miguel Sanz, candidato de UPN, sea el nuevo presidente de Navarra.

RELEVOS El alcalde de Cascante, Antonio Irujo, también socialista, reclamó a Fernando Puras que reconsidere su dimisión y se presente a la investidura. En nombre de un grupo de alcaldes y concejales del PSN, Irujo solicitó al grupo parlamentario que "se voten a sí mismos" para mostrar su rechazo con la decisión de la dirección del partido. Ante la ola de críticas internas, Carlos Chivite ha encomendado al secretario de organización, Samuel Caro, que intente recomponer la unidad del partido y le ha relevado de las tareas que tenía hasta ahora en el Parlamento foral.