Las preguntas de los estudiantes, más interesados por la faceta humana de Zapatero que por su doctrina política, le llevaron a hacer algunas confesiones personales poco frecuentes en sus intervenciones públicas. Así, avanzó que cuando deje el Gobierno, acontecimiento al que no puso fecha, aprovechará para trabajar en el Consejo de Estado, seguirá "comprometido" con sus ideas políticas y, sobre todo, guardará "silencio". "Cuando uno se dedica a algo, tiene que hacerlo con intensidad, y cuando deja de serlo tiene que hacerlo de manera real, absoluta, plena. De un expresidente lo que más debe valorarse es su silencio", dijo.

El comentario no es baladí ni va dirigido exclusivamente a José María Aznar, que desde su supuesto retiro no ha ahorrado críticas al Gobierno. Zapatero también pensaba en Felipe González, que en declaraciones y artículos no oculta sus recelos ante la reforma territorial.