La defensa de Juan José Ibarretxe quiere poder demostrar la inocencia del lendakari y argumentar la legitimidad de los encuentros que mantuvo con la ilegalizada Batasuna durante la tregua de ETA, por lo que ha retirado la cuestión previa en la que se pedía la suspensión del procedimiento, que han sostenido el resto de las defensas y el ministerio fiscal.

El juicio contra el lendakari, los dirigentes del PSE Patxi López y Rodolfo Ares, y cinco representantes de la izquierda aberzale, entre ellos Arnaldo Otegi, ha comenzado en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco con la lectura de los informes provisionales de las acusaciones, que piden procesar a los acusados por vulnerar, en los encuentros del 2006, la sentencia que ilegalizó Batasuna.

El colectivo Foro Ermua y la asociación Dignidad y Justicia han reclamado penas que van desde los nueve meses hasta los cuatro años de prisión, al considerar que en las reuniones que celebró la izquierda aberzale con Ibarretxe y con el PSE se desobedeció la orden judicial que apartaba a Batasuna de la actividad como partido político.

La "pena del banquillo"

El abogado de Ibarretxe, Mikel Casas, ha anunciado que retiraba la cuestión que había planteado y que reclamaba la suspensión de la vista. El letrado ha argumentado que "la pena de banquillo que han soportado" el lendakari y el resto de imputados en los últimos dos años y ocho meses es "más que suficiente" para intenar demostrar que les "asiste la razón".

Casas ha estimado que el juicio permitirá "entrar en el fondo del asunto" y demostrar que no hubo delito porque Ibarretxe actuó de manera legítima con el objetivo de "dar un paso adelante en la búsqueda de la paz". Según ha dicho, Ibarretxe "hizo lo que tenía que hacer", ya que una resolución del Parlamento vasco le instaba a actuar para promover el diálogo.

Por su parte, la fiscalía y las defensas de los dirigentes del PSE y de Batasuna han exigido al tribunal que suspenda la vista oral porque la causa no se puede sostener solo sobre la petición de la acusación popular, dado que no existe acusación particular y el ministerio público ha mantenido desde la fase de instrucción que no hubo delito en aquellos encuentros.

El precedente del 'caso Botin'

La fiscala superior del País Vasco, María Angeles Montes, ha pedido que se acabe el procedimiento penal al considerar que "tal como el Tribunal Supremo afirmó en la sentencia del caso Botín, si la acusación particular o el ministerio fiscal no ejercen la acción penal, no puede procederse a la apertura de juicio oral solo con las acusaciones populares".

El letrado de los socialistas, Félix Rojo, ha recordado la jurisprudencia en que los procesos penales se suspendieron al no existir acusación de la fiscalía y no haber un perjudicado directo de los hechos, por lo que la continuidad de este juicio, en su opinión, podría poder en entredicho las garantías procesales.

Jone Gorizelaia, letrada de la izquierda aberzale, ha pedido también que se suspenda el juicio porque se vulneran las garantías procesales ya que, debido a que la mayoría de sus clientes (Pernando Barrena, Juan José Petrikorena, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia) ha permanecido hasta hace días en cárceles alejadas del País Vasco, ello le ha dificultado preparar su defensa.

Llegada al tribunal

Ibarretxe ha llegado al tribunal casi 45 minutos antes del inicio de la vista oral. El lendakari ha llegado del brazo de su esposa, Begoña Arregi y junto a su hija, y acompañado de miembros del Gobierno vasco. Más de un centenar de personas se han concentrado en el exterior del edificio y han aplaudido a su llegada.

Minutos más tarde han acudido los dirigentes del PSE Patxi López y Rodolfo Ares, también junto a sus esposas, otros familiares, y miembros de la ejecutiva de los socialistas vascos y varios asesores.

Otegi ha entrado acompañado de Goirizelaia, mientras centenares de personas reclamaban libertad para Batasuna. Otegi ha saludado a Ibarretxe y luego se ha abrazado a los cuatro representantes de la izquierda aberzale encausados, quienes habían llegado a la sala escoltados por ertzainas. El lendakari, los dirigentes del PSE y el resto de acusados se sientan en banquillos separados.