La impactante y controvertida reaparición pública del expresidente de la Generalitat catalana Pasqual Maragall se ha cobrado ya la primera víctima en el Gobierno tripartito. Una baja periférica, secundaria, pero baja al fin y al cabo. El delegado de la Generalitat en Madrid, Raimon Martínez Fraile, fue forzado a dimitir ayer por el presidente catalán, José Montilla, tras haber insultado a Maragall al atribuir a un problema de salud mental el reniego de este de la reforma del Estatut y sus críticas al PSOE y al PSC.

Martínez Fraile había declarado el lunes a RNE que las críticas de Maragall eran propias de una persona "un poco enferma", una persona en un estado "no muy adecuado física y psicológicamente". Montilla exigió el mismo lunes a Martínez Fraile que se disculpase públicamente y que, inmediatamente después, le presentara la dimisión.