La aparición de Ansar al Islam en el Sáhara ha desconcertado a las fuerzas de seguridad, que consideraban que el GSPC, al convertirse en Al Qaeda en el Magreb, había conseguido fusionar bajo ese único paraguas a todos los grupos magrebís, como el Grupo Islámico de Combatientes Marroquís (autor del 11-M), el Grupo Islámico Libio y el Grupo Islámico Tunecino.

La colaboración entre extremistas de distintas nacionalidades es cada vez más común en el Magreb y en el Sáhara. De hecho, el 23 de junio fueron detenidos en Mauritania acusados de terrorismo cinco individuos, de los cuales tres eran marroquís, uno mauritano y el otro de origen saudí.

La voz de alarma ante la actividad de Ansar al Islam la dio el FBI, cuyo director, Robert Mueller, viajó a Marruecos para avisar a las autoridades marroquís.