El Gobierno destituyó ayer por sorpresa al segundo jefe del Ejército de Tierra, teniente general Joaquín Tamarit, cuyo ascenso había sido defendido por el exministro José Bono frente a un sector del Ejecutivo y de la dirección del PSOE. Tamarit colaboró con Bono en la localización de los documentos del Yak-42 cuando era jefe del Estado Mayor conjunto. Por eso Bono le ascendió.

Pero el general arrastraba la mancha del 23-F. Ricardo Pardo Zancada, uno de los protagonistas del golpe, le atribuyó la consigna "la bandeja está grabada", que quería decir que el general Luis Torres Rojas ya estaba al frente de la División Acorazada Brunete en Madrid.

El cese de Tamarit, que será sustituido por el general Carlos Barbudo, se produce unas horas antes de la celebración en Sevilla del Día de las Fuerzas Armadas. El ajuste obedece a la necesidad del nuevo jefe del Ejército de Tierra, el general Carlos Villar, de contar con un equipo de confianza. Villar estaba muy próximo a la Unión Militar Democrática en los años de la transición y era manifiestamente incompatible con Tamarit.