Tan solo dos meses después de haber sido renovado en el cargo de director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz ha hecho pública su dimisión. Entre los motivos que alega para dejar el cargo destaca que de continuar ejerciendo como director del Centro, podría acabar perjudicando la imagen del Gobierno de España, al "que ha servido lealmente". Por lo pronto, el Gobierno ya ha nombrado a su sustituto: se trata de Félix Sanz Roldán, ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), lo que supone la vuelta de los militares a la dirección del Centro Nacional de Inteligencia.

Las presiones ejercidas por las denuncias de que Alberto Saiz se habría valido de fondos públicos del Centro para su disfrute personal, han mellado la enteraza del ex director del Centro Nacional de Inteligencia. Esta dimisión viene precedida de dos comparecencias parlamentarias tras la publicación de casi tres meses de numerosas acusaciones, provenientes de agentes del CNI. Los agentes han denunciado los continuos cambios de los cargos del CNI, así como que el que hasta hoy era su director, había realizado al menos seis excursiones deportivas entre mayo de 2004 y julio de 2008 en Méjico y en varios países de Africa, para llevar a cabo actividades de caza y pesca.

En la comparecencia que tuvo lugar el pasado 20 de mayo a puerta abierta para negar las acusaciones que pesaban sobre su persona, Alberto Saiz aseguró que era "absolutamente falso" que hubiera utilizado el CNI "en beneficio propio" y no dudó en arremeter contra sus acusadores alegando que sus denuncias eran "mezquinas". En su opinión, la existencia de esas acusaciones dentro del propio Centro demuestran que el "CNI tiene un problema interno" que habría que "resolver". Asimismo, acusó a sus denunciantes de no querer "trabajar con esmero" y de no estar dispuestos a "participar en el proyecto" que él había puesto en marcha.

No obstante, y pese a su defensa, las acusaciones de haberse beneficiado de fondos públicos no desaparecieron y comenzaron a publicarse noticias que apuntaba a que, además, Alberto Saiz se servía de su posición para colocar a familiares o amigos en el CNI. Incluso algunas informaciones apuntaban a que estaba sometiendo a los agentes del CNI a la prueba del polígrafo para determinar quiénes estaban realizando las filtraciones a la prensa.

Con motivo de la alarma social que causaron estas nuevas acusaciones, Saiz tuvo que someterse a una nueva comparecencia en el Congreso de los Diputados. En esta ocasión, sin embargo, pidió que fuera en la Comisión de Secretos Oficiales, que se celebra a puerta cerrada y con deber de secreto de los asistentes sobre las cuestiones que allí se exponen. Durante esta nueva comparecencia, Saiz llegó a admitir que, efectivamente, había utilizado el polígrafo con los agentes. Sólo un día después de que Saiz diera estas explicaciones, la ministra de Defensa, Carme Chacón, ordenó que se abriera una información reservada sobre lo que estaba sucediendo en el CNI.

Finalmente, y tras haber declarado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que se le apoyaría mientras siguiera en el cargo, Saiz ha presentado su dimisión ante el jefe del Ejecutivo, quien ha nombrado para sustituirle al ex JEMAD Félix Sanz Roldan. Este nombramiento supone la vuelta a la dirección del Centro Nacional de Inteligencia de un militar, ya que antes de Alberto Saiz y de Jorge Dezcallar, los servicios de inteligencia españoles fueron dirigidos por militares.

CUESTION DE IMAGEN

Alberto Saiz ha justificado su dimisión alegando que de continuar, podría acabar perjudicando la imagen del Gobierno español, al "que ha servido lealmente". Asimismo, señaló que no quiere que se deteriore el Centro, por lo que su dimisión no sólo alejará las especulaciones del CNI sino que evitará un posible deterioro de su funcionamiento, "una cuestión que por responsabilidad con la Institución y sus trabajadores y por su compromiso con la seguridad de los españoles no puede permitirse".

Sin embargo, Saiz no quiso dejar su cargo sin antes reiterar una vez más su inocencia en este asunto, y señaló la "falsedad de las acusaciones de las que ha sido objeto en los últimos meses". En su opinión, la transparencia ha hecho acto de presencia en todas sus comparecencias y todas sus actuaciones y ha dejado pruebas palpables que demuestran su inocencia.

El ex director del CNI asegura haber pasado por un "proceso de reflexión serena y profunda" antes de tomar la decisión. Asimismo, ha transmitido al Gobierno su gratitud por "la confianza y el apoyo que le ha mostrado a lo largo de estos años". En el comunicado emitido ha señalado el "desgaste personal" que sufre debido a la campaña mediática "dirigida contra su honor y su prestigio personal y profesional". Por último, Saiz quiso manifestar su "satisfacción personal por el buen funcionamiento y los buenos resultados que ha obtenido el servicio de inteligencia español en estos últimos años".

SANZ ROLDAN

El Gobierno ha elegido a Félix Sanz Roldán como sustituto de Saiz al frente del Centro Nacional de Inteligencia. Roldán había sido nombrado en agosto del año pasado Alto Representante para la Presidencia Española de la Unión Europea en asuntos relacionados con la Defensa, después de que fuera relevado poco antes de su cargo de Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), cargo que ocupó entre 2004 y 2008.

Roldán fue sustituido en 2008 por José Julio Rodríguez como JEMAD, ya que como explicó la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el Ejecutivo reservaba "un puesto importante" para el militar cesado. Al poco tiempo, se hizo público que el teniente general Sanz Roldán era destinado al equipo de la Presidencia española de la Unión Europea.

A parte de su dilatada experiencia y su larga trayectoria en el mundo militar, Sanz Roldán es conocido también por haber protagonizado un enfrentamiento con el ex jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), Luis Alejandre Sintes, durante el juicio sobre el accidente del Yak-42. Roldán defendía que Alejandre había confesado que antes de que se celebraran los funerales del Estado propuso a la cúpula del Ministerio de Defensa que los cuerpos no identificados fueran trasladados a un tanatorio para continuar las labores de reconocimiento.