La flamante dirección nacional del PP, constituida por Mariano Rajoy el pasado fin de semana, acogió ayer con una profunda irritación el órdago lanzado por Alberto Ruiz-Gallardón a Esperanza Aguirre. Varios dirigentes criticaron en privado al alcalde madrileño por enturbiar la "imagen de unidad" que el partido quiere proyectar. Sin embargo, el nuevo presidente del PP se esforzó ayer en desdramatizar la crisis.

"Siempre es bueno que haya una sola lista, pero si hay dos tampoco pasa nada. Esto ocurre en muchas facetas de la vida", declaró en Cartagena Rajoy, que puso como ejemplo las disputas en la asociaciones de vecinos y los clubs de fútbol. "Lo más importante es lo que pase después", precisó, porque, "si al final hay dos listas, se verá cuál es el apoyo de las personas que las encabezan". "No me preocupa en exceso", aseguró Rajoy.

Esta alusión a los "apoyos" de Gallardón y Aguirre obedece a la convicción, muy extendida en la cúpula del PP, de que el alcalde levanta incontables recelos en el partido, y la presidenta autonómica, por contra, suscita adhesiones.