Quien abre la boca, se equivoca. Los tres presuntos autores materiales del 11-M, Jamal Zugam, Basel Ghalyun y Abdelmajid Buchar, negaron ayer con confusas explicaciones su participación en la matanza de Madrid y tener relación con ETA. Intentaron dar explicaciones creíbles a las pruebas contra ellos. El fiscal reclama, para cada uno, 38.654 años cárcel.

Zugam atribuyó a una venganza de la policía y de los servicios secretos su implicación en este juicio. Ghalyun admitió que conoció a Serhane ben Adbelmajid, el Tunecino , uno de los siete suicidas de Leganés, pero dijo que se alejó de él cuando "se radicalizó y se dedicó a hablar sólo de la yihad ". Buchar negó tener relación con el 11-M y haber huido de España por "miedo".

Los tres coincidieron a la hora de condenar los atentados y negaron pertenecer a ETA, el GRAPO, Al Qaeda o cualquier otro grupo terrorista. Siguieron la misma estrategia y contestaron las preguntas de la fiscal, de las acusaciones y de su defensa.

El atletaEl testimonio de Buchar, el último de la jornada, era uno de los más esperados. Este acusado, al que el sumario sitúa en el piso de Leganés donde se inmolaron siete yihadistas del 11-M, quiso retrasar el interrogatorio hasta la próxima semana y luego se negó a contestar a algunas acusaciones: "No le voy a contestar, quiero cambiar a otro letrado". Negó cualquier relación con los otros imputados y haber estado en el piso, pese a que su ADN y el de Ghalyun aparecieron en la casa, en unas bolsas de basura y en un gorro.

La fiscalía le acusa de avisar a los suicidas de que habían sido descubiertos porque vio a los agentes cuando bajó la basura, el 3 de abril del 2004. Luego huyó y fue detenido en agosto del 2005 en Serbia. Atleta de profesión, es conocido como el Gamo . Buchar negó haber estado en Leganés y dijo que huyó a Belgrado porque al llegar a casa de sus padres el 4 de abril observó que había policías y le entró pánico.

VenganzaZugam volvió a presentarse ante los jueces como una víctima y culpó a su anterior defensor de no haber aportado pruebas de descargo en la instrucción. "Todavía no sé por qué estoy en este juicio", afirmó. Aunque inmediatamente ofreció su propia versión. El imputado dijo que la policía, al igual que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), le ofreció ser confidente, pero que rechazó la oferta. "El día que me detuvieron vino ese policía y me preguntó si me acordaba de él... Me dijo que, si hubiera colaborado, no me habría pasado esto. Entendí que era una venganza", explicó.

Y añadió que no consideraba España como un país enemigo. "Vivo, como y trabajo aquí; es como mi país, y no lo puedo considerar mi enemigo", enfatizó. Pero no pudo dar una explicación convincente sobre sus actos en la mañana del 11 de marzo del 2004. Por ello, recurrió a su madre, que acudió al juez para declarar que esa mañana su hijo se levantó a las diez y que después, fue a trabajar, tras enterarse por la televisión de los atentados.

La fiscalía le acusa de haber colocado las mochilas bomba en los trenes de la muerte tras ser reconocido por cuatro testigos. Sin embargo, él restó credibilidad a las identificaciones porque su foto fue publicada en "todos los países del mundo" 48 horas después de la masacre.

AutodefensaDespués, le llegó el turno a Ghalyun, que optó por "autodefenderse" y se presentó con casi 30 folios para rebatir las pruebas. El joven sirio explicó que llegó a España en el 2001 y que un amigo le facilitó, entre otros, el teléfono del Tunecino . Además, contó que el suicida le dijo, en agosto del 2003, que quería "atracar y robar" joyerías y bancos. Ante la policía describió esa decisión --que él rechazó-- como un atentado, pero "contra la propiedad y no por poner bombas".

También confesó que conocía al presunto ideólogo de la célula, Rabei Osmán, el Egipcio , y que estuvo en contacto con él cuando este se marchó a Francia.

La fiscalía le implica en la masacre de Madrid porque su ADN apareció también en el piso de los suicidas de Leganés, alojó en su casa, el mismo día del atentado, a otro de los suicidas, Asri Rifat Anuar, y fue identificado por dos testigos. Sin embargo, restó fiabilidad a esos reconocimientos porque, aseguró, se realizaron a través de un vídeo y de una fotografía de carnet de cuando tenía 20 años, que pudo ser trucada, a su juicio, por sistemas informáticos.