El primer puesto en la parrilla de salida es para Manuel Fraga, que afronta sus quintos comicios. Aunque una guerra interna entre el sector más galleguista del PP y los afines a Rajoy, en septiembre del 2004, debilitó su popularidad, los últimos sondeos de su partido le dan una clara mayoría. Fraga tendrá que convencer a sus electores de que las divisiones están ya superadas y de que él, a sus 82 años, tiene fuerzas para mantener la presidencia, ya que las encuestas indican que los ciudadanos le ven demasiado mayor para presidir un Gobierno.

Juega en su contra el hecho de no tener resuelta la sucesión, lo que supone una constante amenaza de que se reabran heridas internas. El desgaste tras 16 años en el poder y el efecto Zapatero son otras de las dificultades que tendrán que superar los populares. Pese a ello, su gran maquinaria electoral y el tirón de Fraga entre los más mayores, el medio rural y los emigrantes, convierten al PP en favorito en las elecciones.

Los populares tendrán enfrente a un PSG en alza. La formación que dirige Emilio Pérez Touriño aprovecha el tirón socialista en España y las encuestas le dan entre cuatro y diez diputados más que en los anteriores comicios. Los socialistas gallegos ya han hecho los deberes en cuanto a su organización interna y han desaparecido los problemas. Su gran inconveniente es la dificultad que ha tenido el Ejecutivo de Zapatero para cumplir con el plan Galicia . La Xunta ha emprendido una campaña para hacer ver a los gallegos que los socialistas marginan a Galicia, un mensaje que ha calado en parte de la población. Sin embargo, su tendencia sigue siendo alcista. En las últimas elecciones municipales, este partido mantuvo las alcaldías de A Coruña y Santiago, logró la de Lugo en solitario y la de Vigo en coalición con el BNG que se rompió por tensiones internas.

Tensiones internas

Es este tipo de tensiones las que generan desconfianza en el electorado. Es muy improbable que el PSG logre la mayoría absoluta, y sólo podría gobernar si pacta con el BNG, pero los acuerdos municipales entre ambas fuerzas no funcionaron bien, lo que genera dudas. De cualquier forma, el PSG necesitará al BNG para acceder al poder, y los nacionalistas no están, precisamente, en su mejor momento.

El histórico dirigente Xosé Manuel Beiras presentó recientemente su dimisión como presidente del consejo del BNG y abrió una crisis interna. El líder de esta formación, Anxo Quintana, apostó por la renovación de las listas electorales, pero mantuvo un equilibrio que disgustó a Beiras, quien, además, se quedó fuera de los puestos de cabeza. Beiras cree que la Unión del Pueblo Gallego, uno de los partidos con más influencia de cuantos conforman el Bloque, está conduciendo al BNG hacia una deriva política. El choque ha creado inquietud en el electorado. Sin embargo, Anxo Quintana cree que el anticipo de las elecciones servirá para unir al nacionalismo.