El diputado del PP Gabriel Cisneros, vicepresidente tercero del Congreso y uno de los siete redactores de la Constitución, falleció ayer en Murcia a los 66 años tras una larga enfermedad. Todos los grupos políticos coincidieron en exaltar su figura como un ejemplo de tolerancia y de entrega a su trabajo parlamentario. El presidente de su partido, Mariano Rajoy, lo describió como un "ser humano de primera" y afirmó que "la Constitución sigue ahí, por lo que Cisneros sigue con nosotros". Los Reyes, los príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, transmitieron su pésame a los familiares del diputado y al PP en sendos telegramas. Zapatero también se refirió a Cisneros en la rueda de prensa de fin de curso político, donde elogió su "contribución de manera notable a la construcción de todo el periodo democrático".

CASOS UNICOS Cisneros (Tarazona, Zaragoza) es el primer padre de la Carta Magna en fallecer y, junto a Manuel Fraga, el único que permanecía en la política activa. Sus restos fueron trasladados al Congreso de los Diputados, donde se instaló la capilla ardiente. El presidente de la Cámara, Manuel Marín, recibió el féretro junto a otros miembros de la Mesa y dirigentes del PP. En otro vehículo llegaron dos hijas del fallecido. El funeral será hoy en la iglesia de San Fermín de los Navarros, tras lo cual el cuerpo se incinerará en el cementerio de la Almudena.

Los elogios a Cisneros se sucedieron a lo largo de la jornada. Gaspar Llamazares (IU) expresó su "dolor" por la muerte de un "gran diputado". El portavoz de ERC Joan Ridao lo recordó como uno de los miembros del PP "más respetuosos" durante la negociación del Estatut. Y Josep Antoni Duran Lleida loó su "profundo humanismo social".