Al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ya no le quedan aliados. Al menos eso es lo que puede interpretarse de la última diatriba del portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, que en la carta web que cada semana envía a sus militantes aboga por un gobierno de concentración que de manera temporal se haga cargo de reconducir la situación económica antes de convocar, en unos meses, unas elecciones generales. "La retórica y el optimismo de Zapatero ya no sirven para tranquilizar a los mercados ni la sociedad. Hay una parte de la crisis que obedece a razones psicológicas", subrayó.

Es una mera reflexión, no una propuesta formal, insisten en la federación nacionalista. Aunque, teniendo en cuenta las tablas de Duran y el papel de árbitro que CiU acostumbra a jugar en el escenario español, las tesis del democristiano se interpretan como un paso más en su distanciamiento de Zapatero. El dirigente nacionalista ha insistido en más de una ocasión en que la gravedad de la crisis requiere un pacto de Estado, pero el propio Duran reconoce que ni el PSOE ni el PP están por la labor. "Todo parece imposible, demasiado imposible", lamenta en su carta web. Pero a renglón seguido constata la sensación de que no existe una solución política capaz de trasladar confianza a los mercados. Eso, subraya, "nos hace vulnerables", y Zapatero no acaba de verlo porque no le interesa, concluye.

A pesar de que Duran también trata de marcar distancias con el líder del PP, Mariano Rajoy --"su alternativa no acaba de convencer", afirma--, lo cierto es que las reflexiones del democristiano no son muy distintas de las que se escuchan en los cuarteles de los conservadores. De hecho, el pasado febrero, durante un debate parlamentario, el jefe de la oposición ya instó a Zapatero a adelantar las elecciones o si no a que el PSOE le busque un sustituto. Además, en la propia dirección del PP se han escuchado voces como la de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, y la del presidente de la Rioja, Pedro Sanz, animando a su líder a reclamar un gobierno de concentración. Y esta misma semana las directrices que la dirección popular ha enviado a sus cargos insisten en que Zapatero debe convocar ya las elecciones. Es una táctica que recuerda a la que utilizó José María Aznar para descabalgar a Felipe González. Primero reclamó al PSOE que cambiase al presidente, mientras que el resto del PP exigía elecciones anticipadas. Y cuando el expresidente socialista perdió el apoyo de Jordi Pujol, Aznar se lanzó a la yugular con el famoso "váyase, señor González".

Fuentes del Gobierno central retaron a los conservadores a presentar la moción de censura, conscientes de que, de momento, no prosperaría porque Rajoy tendría que garantizarse el apoyo de los nacionalistas para salir elegido. Ayer, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, criticó la "voracidad electoral" de los populares y los acusó de anteponer los intereses partidistas a los del país.