Batasuna ya no está sola. Un acuerdo solemne con Eusko Alkartasuna (EA) para avanzar hacia un "Estado vasco independiente" permitirá a la izquierda aberzale ilegalizada contar con un aliado institucional sin que para ello haya sido necesario que condene de manera expresa y previa el terrorismo de ETA. De hecho, el texto que ayer firmaron las dos fuerzas para asumir a partir de ahora su unidad de acción no hace mención alguna a la banda ni le exige nada, aunque recoge que la "prioridad" de ambas es la desaparición de "todo tipo de violencia".

La puesta en escena de la alianza, que marca un punto y aparte para un partido del nacionalismo institucional como EA, contó con la presencia del exlendakari Carlos Garaikoetxea y de quien hoy ejerce de factótum en la izquierda aberzale, Rufi Etxebarria. Entre los invitados, también se pudo ver a representantes del partido nacionalista flamenco, del Frente Popular por la Liberación de Palestina, del Sinn Féin, de Esquerra de Baleares y de Endavant.

MAXIMA EXPECTACION La cita de los seguidores de EA y Batasuna en el palacio Euskalduna de Bilbao había suscitado una expectación enorme, abonada además por el rumor de que puede ser la antesala de un próximo pronunciamiento de ETA. Los organizadores cuidaron al máximo todos los detalles del acto, que se desarrolló a lo largo de dos horas con abundante simbología nacionalista y breves discursos de militantes veteranos de los dos partidos, entre ellos dos exconsejeros de los gobiernos de Juan José Ibarretxe.

Pero cuando llegó la hora de la verdad, el momento de difundir el texto que resume las bases del "acuerdo estratégico", no hubo sorpresas. Los 15 folios que firmaron ante el público 10 dirigentes de las dos fuerzas son una traslación del discurso que la izquierda aberzale estrenó en noviembre en Alsasua y donde dibujó los pasos para un cambio político sin emplazamiento alguno a ETA.

´PRINCIPIOS MITCHELL´ Al igual que hace siete meses, la propuesta para solucionar el conflicto vasco mediante la negociación tiene como referente los denominados principios Mitchell , en alusión al esquema diseñado por el senador estadounidense George Mitchell para pacificar Irlanda del Norte. El acuerdo insiste sobre todo en dos: el que subraya el compromiso "exclusivo" con las vías pacíficas y democráticas, y el que fija "renunciar al uso de la violencia" o a la amenaza de "usar la fuerza" para influir en las negociaciones.

Otras exigencias recogidas en el texto aluden a la derogación de la ley de partidos que llevó a la ilegalización de Batasuna, el acercamiento de presos a Euskadi y la "desactivación de la presión policial".

Con estas premisas, EA se compromete además a impulsar fórmulas electorales que unan a los independentistas, lo que puede suponer que sus siglas quedarán a disposición de los objetivos que se marcan en el acuerdo. Entre ellos, desarrollar una estrategia basada en la "confrontación cívica, pacífica y democrática" con España y Francia.