Entre los objetivos que tenía en mente el que fuera jefe del desarticulado comando Vizcaya, Arkaitz Goikoetxea, figuraba la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos. Así se desprende del auto que en su día firmó el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón después de enviar a prisión a siete de los presuntos integrantes de ese comando desarticulado, precisamente, por la Guardia Civil. La orden partió del entonces jefe de ETA, Garikoitz Aspiazu, Txeroki, quién exigió un informe sobre la instalación y la incluyó entre los objetivos de la banda.