Eduardo Zaplana confirmó, días después de la jornada electoral del 9-M, que abandonaba la primera línea política para ser "diputado raso". A partir de ahora, tampoco será diputado. Renuncia a su acta de parlamentario y, tras el congreso que el Partido Popular celebrará el próximo mes de junio en Valencia, dejará los órganos de dirección. Al menos, por una temporada. Según confesó en el transcurso de una conversación informal con periodistas, el exportavoz parlamentario del PP hace un par de semanas recibió una oferta de la compañía Telefónica para ser su delegado en la Unión Europea. Especificó que no era la única propuesta que le habían hecho, sino la más tentadora.

Terminó dando un "sí" al empresario César Alierta y un "adiós" a Mariano Rajoy, que conoció la noticia a primera hora de la mañana de ayer, justo antes de presidir la reunión del grupo popular. ¿Y por qué se va en plena crisis interna?, se le preguntó a Zaplana. "Porque creo que es lo mejor para mí, para el partido y para el momento político. No quiero entorpecer", respondió.

LARGA TRAYECTORIA Continuó el interrogatorio. ¿Esto es definitivo?, se le planteó. El se limitó a reivindicar sus 18 años de trayectoria política y a señalar, al más puro estilo Rajoy, que "no hay nadie en la vida que pueda asegurar con rotundidad qué va a pasar dentro de cuatro años". En cualquier caso, Zaplana enfatizó que se marchaba con "todas las consecuencias".

El resto de diputados se enteró de su decisión a través de Rajoy. El líder del partido reunió a sus parlamentarios para exigir "mucho trabajo" en la actual legislatura, que, en su opinión, tendrá como temas estrella el agua, la economía, la financiación autonómica y la justicia. Sostuvo que el programa electoral con el que concurrió a las elecciones será la base de su estrategia y que intentará firmar pactos con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sin que eso signifique "silencios ni dejación de funciones".

Rajoy dedicó una parte de su discurso a respaldar el acuerdo de Cataluña y Valencia sobre financiación, aunque avisó de que, ante cualquier posible modificación del modelo, se tendrá que garantizar que no habrá subida de impuestos o insuficiencia financiera del Estado.

CONVERSACION TENSA Después, la portavoz del grupo parlamentario popular, Soraya Sáenz de Santamaría, informó del reparto de cargos por comisiones. Tras su intervención, hubo diputados que pidieron la palabra. Fue el caso del exministro de Defensa Federico Trillo, que reclamó el respaldo del partido ante la reapertura del caso del Yak-42, el avión en el que perdieron la vida militares españoles en Turquía. También Ana Torme, que alabó a Zaplana y afeó a su actual jefa de grupo que no coja el teléfono a sus parlamentarios.

Terminada la reunión, se pudo ver a Pizarro mantener una tensa conversación con Rajoy. Según parece, le estaba alertando de las repercusiones que, para el PP de Aragón, podía tener el trasvase a Barcelona. Desde el entorno del expresidente de Endesa se difundió que él se siente "totalmente comprometido" con el partido y que no baraja el abandono.

Llegó la hora y Rajoy se fue a comer con Esteban González Pons, Jorge Moragas y José María Lasalle, diputados por Valencia, Barcelona y Cantabria respectivamente. Un trío que apunta alto en el partido y con posibilidades de ocupar altas responsabilidades tras el congreso conservador de junio. En el mismo restaurante, Zaplana almorzaba con los que fueron sus estrechos colaboradores de grupo parlamentario, que ahora se sienten desplazados.