Estados Unidos redobló ayer su presión sobre el futuro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que no retire las tropas españolas de Irak. El propio George Bush advirtió de que la retirada significaría dar una muestra de "debilidad" ante los terroristas, mientras que su secretario de Estado, Colin Powell, acusó a Zapatero de "esconderse".

Powell fue el más explícito, ya que se refirió de forma expresa a una posible retirada de los soldados. Durante una viaje sorpresa a Bagdad, el secretario de Estado norteamericano declaró: "Este no es el momento para decir "dejemos lo que estamos haciendo y regresemos. Este es el momento de enfrentarse a la amenaza del terrorismo y no de correr y esconderse y pensar que el terrorismo no nos atacará, porque eso no va a suceder".

En una rueda de prensa celebrada en la capital iraquí, Powell afirmó que la ocupación de Irak es una "tarea noble, una batalla de la lucha contra el terrorismo en todo el mundo". "No puedes huir y pretender que el terrorismo no afectará a tu país. Es una amenaza a todas las naciones civilizadas", insistió el jefe de la diplomacia de EEUU.

NERVIOSISMO La decisión de Zapatero de retirar las tropas españolas antes del 30 de junio si la ONU no se hace cargo de la gestión del país ha llenado de nerviosismo a la Casa Blanca, que teme que sólo sea el inicio de una desbandada en cadena. Ayer, Corea del Sur ya se negó a desplegar sus tropas en Kirkuk, en el sur de Irak, porque no quiere entrar en combate y Polonia también ha declarado sentirse engañada por las acusaciones de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva, aunque las autoridades de este país aseguraron ayer que mantendrán el despliegue de sus soldados.

El presidente norteamericano, sin citar directamente a España, advirtió ayer de que "cualquier signo de debilidad o retirada simplemente valida la violencia terrorista e invita a más violencia en todos los países". Durante un discurso en la Casa Blanca para conmemorar el primer aniversario del inicio de la guerra de Irak, Bush subrayó que "no puede haber una paz por separado con el enemigo terrorista".

"Ninguna concesión apaciguará su odio, ninguna acomodación satisfará sus inacabables demandas", dijo Bush refiriéndose a los terroristas. El presidente de EEUU presentó ayer sus condolencias por el atentado del 11-M al embajador de España, Javier Rupérez, que asistió a la lectura de su discurso.

"EL MUNDO, EN GUERRA" "Los asesinatos de Madrid son un recordatorio de que el mundo civilizado está en guerra", aseguró Bush, por lo que, concluyó, "es en interés de cada país y el deber de cada gobierno combatir y destruir esta amenaza contra nuestros pueblos". El mandatario mencionó los numerosos ataques terroristas de los últimos años e hizo hincapié en que "cada ataque está diseñado para desmoralizar" y "dividirnos".