La segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra los presuntos etarras Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastián, acusados de ser los autores materiales del atentado en la T-4 de Barajas, en el que murieron los ciudadanos ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate ha contado con la declaración del trabajador del aeropuerto que descubrió que Estacio había fallecido.

El testigo ha recordado que aquel 30 de diciembre del 2006, cuando hizo explosión la furgoneta bomba colocada por ETA, "un estallido seco" le lanzó al suelo y al levantarse, entre el humo, pudo ver que "había un hueco donde un minuto antes estaba el aparcamiento". Sólo quedaban en pie "las columnas de los ascensores, que ardían como madera".

Minutos después de la deflagración, este empleado de AENA atendió en la pista de aterrizaje, donde habían sido desalojados los trabajadores y los viajeros, a una mujer "que estaba muy alterada" y preguntaba por su novio, que se encontraba en el aparcamiento del aeropuerto y que resultó ser Diego Armando Estacio. "Yo sabía que el aparcamiento ya no existía", ha relatado el testigo, que ha añadido que en ese momento tuvo la certeza de que el novio de la chica había muerto.

'SHOCK' POSTRAUMÁTICO

El trabajador del aeropuerto decidió acompañar a la novia de Estacio a que recibiese asistencia médica, y ha explicado que, ante los nervios de esta, fue él quien llamó al padre del fallecido para decirle que debía acudir a Barajas.

Como consecuencia de la explosión, el empleado sufre shock postraumático, pérdida de audición y de visión y recibe tratamiento psicológico.

VIVO "DE MILAGRO"

En la jornada de hoy también ha comparecido como testigo otra de las víctimas del atentado etarra, un viajero que se encontraba en la pasarela que une la T-4 con el módulo D del aparcamiento, lugar en el que los terroristas dejaron la furgoneta. Este testigo ha relatado que salvó la vida "de milagro" ya que, ante el retraso de su vuelo, estuvo a punto de irse a dormir a su coche, aparcado en el módulo D, pero finalmente decidió sentarse a descansar en la citada pasarela.

"Sentí la detonación, el aire me tiró contra la barandilla, me di en las costillas y no podía oír, la gente corría hacía todos los lados", ha relatado el testigo, quien ha asegurado que "si hubiese ido al coche, sería la tercera víctima mortal". Como consecuencia de la explosión, sufre dolores crónicos en las costillas y en los brazos y tiene que utilizar audífonos.

MALESTAR DE LA ACUSACIÓN

Por otra parte, varios abogados que ejercen la acusación particular han mostrado su malestar por la "falta de sensibilidad" en el trato dispensado por el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, a la madre de uno de los fallecidos.

El testimonio de la madre de uno de los dos ecuatorianos fallecidos, Diego Armando Estacio, ha sido interrumpido varias veces por el juez Guevara, que ha considerado impertinentes muchas de las preguntas de su letrado. Posteriormente, el magistrado le ha reformulado en múltiples ocasiones la pregunta del fiscal de si dependía económicamente de su hijo.

La respuesta "sí y no" de la testigo ha irritado al juez, que le ha espetado: "Sí y no o no". "Vamos, más sencillo agua". "Yo trabajaba", ha replicado la mujer. Pero el juez ha vuelto a insistir en que "si necesitaba a su hijo es lo que le pregunta el Ministerio Público", algo que ha negado con la cabeza la madre del fallecido. "No, pues ya está, no dependía", ha concluido Guevara.

El magistrado también ha reprendido a otro de los testigos, un trabajador del aeropuerto que resultó herido aquel día, porque se ha girado para mirar a su abogado mientras le formulaba las preguntas. "Míreme a mí, que soy la presidencia, esta cara es la que tienen que ver, no tengo otra", le ha dicho.