¿El idilio ha terminado? ¿Están dispuestos los ciudadanos españoles a volver a cambiar de Gobierno? Dos años después de la victoria electoral del PSOE, que hoy se cumplen, y de la derrota que llevó al PP de la mayoría absoluta a la oposición, los electores se han recolocado. Las encuestas oficiales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), como otros sondeos privados, revelan ese pseudoempate entre PP y PSOE que tan bien conocen los estrategas electorales de ambos partidos y contra el que luchan en cada periodo preelectoral. El PSOE no se acerca a la deseada mayoría absoluta, pero el PP no logra trastocar el tradicional mapa político español, en el que el centroizquierda supera a la derecha.

Dos puntos menos

El análisis de las encuestas refleja hasta qué punto la llegada al Congreso del proyecto de Estatuto catalán ha dañado las expectativas electorales del PSOE, que ha perdido más de dos puntos porcentuales desde otoño. Pero para tranquilidad de los socialistas, deja también patente que el PP no ha logrado rentabilizar ese desgaste del adversario (aún está a más de un punto y medio del PSOE). Al menos, no en proporción a la dureza de sus apocalípticos mensajes sobre el futuro de la unidad de España.

José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa empujado por una marea de entusiasmo harta de las últimas decisiones del Gobierno de José María Aznar. Tras un primer periodo de exaltación de ese entusiasmo, provocado por los inmediatos cumplimientos de promesas electorales por parte del Gobierno --retirada de las tropas de Irak, ley de violencia de género, derogación del Plan Hidrológico Nacional--, en otoño del 2004 los ciudadanos recuperaron posiciones políticas similares a los resultados que habían arrojado las urnas meses antes. El sondeo del CIS de octubre del 2004 casi repite los resultados de marzo, con un PSOE en el 42% y un PP en el 36%.

Mal para ambos

Las cosas siguieron así, punto arriba, punto abajo, a pesar de la contestación de la derecha --social, eclesiástica y política-- a decisiones del Gobierno como la ley que permitió el matrimonio entre homosexuales, la agilización del divorcio, la nueva ley de educación o la reciente norma sobre investigación con células madre. Y aunque los socialistas acusaron un cierto desapego de parte de su electorado --del 42,6 del 14-M pasaron al 41,9 de junio del 2005--, los populares no lograron alcanzar en ese mismo periodo su propio resultado electoral (36,8 en marzo del 2004 y 36,4 en junio del 2005).

La baza del terrorismo

En otoño del año pasado, el Estatuto catalán irrumpió como un elefante en la cacharrería de la izquierda y una bombona de oxígeno para el partido de Mariano Rajoy. Su llegada al Congreso situó al PSOE en las encuestas por debajo del 40% y elevó al PP hasta superar, por primera vez en estos dos años, su resultado del 14-M. Al desgaste estatutario se ha sumado durante los últimos meses la pugna por la política antiterrorista, a la que el PP ha convertido en una rentable baza contra el Gobierno, especialmente porque los esperanzados anuncios del fin de la violencia no acaban de concretarse.

Así las cosas, ¿se ha terminado el idilio entre el presidente y los 11 millones de ciudadanos que le llevaron a la Moncloa? José Blanco, secretario de organización del PSOE, opina que no. "Las encuestas son un elemento de análisis que sirve para observar tendencias, pero carecen de valor fuera de un periodo electoral". A pesar de esa visión, Blanco destaca que todas ellas reflejan que Rajoy es el líder "menos valorado de toda la democracia", y que los ciudadanos sitúan al PP "en una posición ideológica cercana a la extrema derecha". De hecho, tan sólo el 15% juzga al partido de Rajoy en términos favorables. El número dos socialista incide en que iniciativas del Gobierno --especialmente sus políticas sociales-- son aplaudidas por la población, y ello le hace suponer que el PSOE "volverá a ganar" al PP en las próximas elecciones.

Desde el PP, en cambio, José Luis Ayllón, miembro del comité ejecutivo del partido, asegura que los sondeos reflejan "el desgaste de un Gobierno que crea problemas donde no los hay y descuida cuestiones vitales para la ciudadanía". Y estima que el "empate técnico" que arrojan los sondeos implica que "el PP tiene ya claras opciones de ganar en el 2008".