"Es una persona muy normal, alegre, con gran dignidad y cabezota, pero en el buen sentido. Como todos, con cosas buenas y malas". Así ve Irati Arantzabal a su novio, Iñaki de Juana. Esta joven de 30 años ha sido uno de sus principales apoyos durante las huelgas de hambre y se ha convertido en una de las cabezas más visibles de Etxerat, el colectivo de familiares de presos de ETA, hasta convertirse en un icono de la izquierda aberzale. Natural de Mondragón (Guipúzcoa), tenía nueve años cuando De Juana (52 años) fue detenido como integrante del comando Madrid. Años más tarde, como miembro de Etxerat, se dedicaba a visitar presos de ETA por las cárceles. En la prisión de Botagofo (Algeciras) conoció a De Juana y desde entonces se han hecho inseparables.