"Ni un solo paso atrás. ¡Viva Cataluña libre! ". Con estas palabras, y manteniendo un difícil equilibrio entre la equidistancia hacia CiU y la explícita voluntad de pescar votantes entre la izquierda tradicional, Josep Lluís Carod-Rovira acabó ayer su intervención del último mitin de la campaña de ERC. Ante unas 800 personas reunidas en el pabellón municipal de Lleida, el líder de ERC pidió especialmente el apoyo de toda "la generación" que vivió la lucha antifranquista para ir "más lejos en la defensa de los intereses del pueblo trabajador".

Pero esta proclama socializante fue aguada. Carod dejó claro que ERC se mantiene en la equidistancia. "No nos cerramos a acuerdos ni pactos con ninguna de las dos fuerzas principales", sentenció, en referencia a CiU y el PSC. Y, previendo que cualquier pacto será polémico, reclamó "la complicidad" de la sociedad catalana" cuando "se configure el Parlamento".

Por su parte, el candidato de ICV, Joan Saura, cerró la campaña expresando su confianza en que el electorado valorará el papel de su formación en el Gobierno catalán. Saura apeló al voto de quienes se sienten "decepcionados" con el PSC y ERC.