La izquierda aberzale apenas ha reaccionado tras la detención el lunes de Mikel Garikoitz Aspiazu, Txeroki, y Leire López Zurutuza. Unas escasas decenas de personas se concentraron ayer en el barrio bilbaíno de Santutxu y en Beasain (Guipúzcoa), sus localidades natales. Siguiendo el ritual, exigieron su excarcelación y acusaron a los gobiernos español y francés de causar el "conflicto político" en Euskadi. Los mensajes siguen anclados en el tiempo, cada vez con menor respuesta en la calle, certificando que los golpes policiales y las ilegalizaciones de sus principales siglas han instalado el desánimo entre los simpatizantes aberzales. No hay liderazgo político, y la deriva es cada vez más notoria.

Hace 10 años, la reacción a las caídas de las cúpulas etarras era mucho más virulenta. Pero el lunes tan solo se manifestó el Movimiento Pro Amnistía, de apoyo a los presos de ETA, que calificó de "baldías" las detenciones porque en breve se producirá una sustitución de los dirigentes capturados.