España y Brasil sellarán una "alianza estratégica" para desarrollar "toda la potencialidad" de sus relaciones en los ámbitos bilateral y multilateral. Así lo acordaron ayer el jefe del Ejecutivo español, José María Aznar, y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante un encuentro en la Moncloa en el que aparcaron sus diferencias ideológicas para pactar el nuevo marco de entendimiento entre los dos países.

La alianza abarcará los terrenos político, económico, comercial y social y se formalizará durante la visita que Aznar realizará a Brasil en octubre próximo, según anunció el mandatario español en conferencia de prensa conjunta con Lula. Los gobiernos de los dos países coordinarán sus acciones mediante la adopción de planes bianuales, en los que España se erigirá en interlocutor privilegiado para las relaciones entre la Unión Europea y Mercosur, bloque integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.

MENOR RIESGO

Aznar expresó una "gran confianza" en las políticas de Lula y pronosticó que tendrán "éxito". Dijo que, al igual que él ha llevado el índice de riesgo de España de 500 puntos a cero desde su llegada a la Moncloa, el líder brasileño ha bajado "mucho" ese índice en su país. Lula, que concluyó una visita de dos días a España, insistió en su propósito de ofrecer "seguridad" y "garantías" a los inversores. Ante las incipientes protestas que las medidas de estabilización comienzan a provocar en su país, pidió que no se le juzgue ahora que sólo lleva seis meses de gobierno, sino al término de su mandato de cuatro años.

Tras su encuentro, ambos mandatarios escenificaron ante los periodistas una relación excelente, que sólo mostró signos de divergencia cuando respondieron sobre la guerra de Irak o sus aproximaciones al problema del terrorismo. Pero el mandatario brasileño se encargó de limar las diferencias con el argumento de que el diálogo "de gobierno a gobierno" debe dar prelación a los puntos de convergencia. En ese sentido, recalcó que España es el "más importante inversor" en Brasil.

MOMENTO "PROMISORIO"

Lula no escatimó elogios a su anfitrión. Dijo que se marchaba de España convencido de que Aznar y su Ejecutivo no sólo están interesados, sino "apasionados" en la tarea de "resolver al problema de la miseria que afecta a tantos brasileños". Según Lula, el momento histórico es "promisorio" para abordar los desequilibrios existentes en el mundo. Dijo que, así como el siglo pasado fue el de la consolidación de las economías desarrolladas, el presente será el siglo en que "las economías sólidas ayuden a las más frágiles".

"Si esto sucede --añadió--, no vamos a necesitar más guerras, ni asistir a actos terroristas, ni ver a nuestros jóvenes entregados a la criminalidad".