Conflicto diplomático de agendas. A solo tres días de que José Luis Rodríguez Zapatero y Barack Obama coincidan en el desayuno de oración al que el jefe del Ejecutivo español asistirá invitado por el presidente estadounidense, otro encuentro en el que presumiblemente ambos iban a participar ha quedado en suspenso. Se trata de la cumbre entre la UE y EEUU que está prevista para finales de mayo en Madrid como parte del programa de la presidencia de turno española de los Veintisiete.

Pese a que la Moncloa no había confirmado oficialmente la participación de Obama, albergaba esperanzas de contar con su presencia, negada ayer por el Gobierno estadounidense. Hace apenas una semana, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, confirmó esa posibilidad al ser preguntado por una periodista. E incluso ayer, después de que The Wall Street Journal informase de que Obama no tenía previsto asistir, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, aseguró "no tener constancia" de esa ausencia. López Garrido insistió en que el Ejecutivo "siempre ha manejado la hipótesis" de que el presidente estadounidense acuda a la cumbre. Pese a ello, reconoció no contar todavía con una confirmación oficial, tal y como indicaron fuentes de la Moncloa. Estas recordaron que las agendas de los altos mandatarios se cierran de mes en mes y que ni tan solo está fijada de forma definitiva la fecha en la que se celebrará el cónclave.

La portavoz de la presidencia española de la UE, Cristina Gallach, defendió que la presencia de Obama en Madrid "continúa en la agenda", al igual que la portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde. Pero el jarro de agua fría llegó después, cuando el secretario de Estado adjunto de EEUU para Europa, Phillip Gordon, dejó claro que el dirigente "nunca tuvo en sus planes una cumbre en primavera con la UE".