El incidente del pasado fin de semana en El Aaiún, cuando la policía marroquí detuvo y agredió, presuntamente, a 14 activistas españoles prosaharauis no hará que el Ejecutivo español cambie su estrategia de resolver los conflictos con Marruecos con una "diplomacia inteligente y sensata".

Así lo definió ayer textualmente el presidente del Gobierno desde Shanghái, en respuesta a la petición de más mano dura que volvió a hacer el PP, aún reciente la crisis vivida entre ambos países en la frontera de Melilla. Como ocurrió en ese primer choque, España evitó enfrentarse a las autoridades marroquís.

GUANTE DE SEDA El operativo se centró en responder al incidente con gestiones discretas para lograr la liberación de los detenidos y, una vez conocidas las lesiones sufridas por tres de los activistas, pedir explicaciones a Rabat. La misma táctica de guante de seda empleada en Melilla. La petición de "información o explicaciones" --una forma protocolaria de protesta diplomática de baja intensidad--, fue formulada ayer por el secretario de Estado de Exteriores, Juan Pablo de Laiglesia.

Un día antes, el domingo, fue el propio ministro, Miguel Angel Moratinos, quien pidió a su ho- mólogo la liberación de los detenidos, que se produjo poco después. El titular de Exteriores español aprovechó una escala en Riga (Letonia) del avión en el que viajaba a China para efectuar la llamada, pero por entonces aún no tenía constancia de la existencia de heridos por un supuesto maltrato policial.

Según los afectados, pertenecientes a la Asociación Canaria de Amigos del Pueblo Saharaui, el sábado llegaron a El Aaiún, capital administrativa del Sáhara Occidental, para manifestarse contra la violación de los derechos humanos en la antigua colonia española. La policía marroquí, explicaron, impidió la protesta y, tras agredirles "brutalmente", arrestó a 11 de ellos.

Zapatero, ya en Shanghái, no quiso valorar los hechos hasta conocer las explicaciones de Marruecos, pero fue claro a la hora de responder a la exigencia de mayor firmeza por parte del PP. "Es esencial mantener una buena relación con un país vecino como Marruecos, con el que compartimos muchos intereses y con el que están en juego temas fundamentales como la seguridad y la estabilidad, además de económicos", recordó. Por ello, aseguró que su diplomacia será "firme", sí, pero también "inteligente y sensata".

A pesar de que los conservadores no se han caracterizado nunca por una buena sintonía con las asociaciones españolas prosaharauis, habitualmente más vinculadas al PSOE y a otros partidos de izquierdas, la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, hizo una encendida defensa en favor de los activistas. "Estamos hablando de denuncias por agresiones a ciudadanos españoles, que merecen una respuesta firme y responsable por parte del Gobierno", explicó.

Sáenz de Santamaría cargó las tintas en la "pasividad" del ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, del que dijo que está todavía "bajo la sombrilla de la playa", y contra el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. De este último criticó el "fracaso" de las negociaciones que mantuvo la semana pasada con las autoridades de Marruecos para mejorar la colaboración entre ambos países. "Rubalcaba fue a Rabat a tomar el pelo a los españoles, ya que anunció unos acuerdos de cooperación que en solo seis días se han quedado sin efecto", dijo.

CONGRESO El PP avanzó que pedirá la comparecencia de ambos ministros en el Congreso para que expliquen la gestión gubernamental de esta nueva crisis. También dedicará a este tema buena parte de las preguntas de la primera sesión de control parlamentario al Ejecutivo de Zapatero tras las vacaciones, prevista para el próximo día 8.