A cara de perro. Así plantea José María Aznar la discusión con sus socios europeos en la cumbre de Bruselas, una de las últimas que protagonizará antes de convocar las elecciones legislativas de marzo. El presidente español dejó ayer claro que, harto de los manejos del eje franco- alemán, acudirá en diciembre a esta cita comunitaria dispuesto a impedir que ambas potencias impongan en la Unión Europea (UE) un reparto de poder netamente perjudicial para los intereses de España.

Como hiciera en vísperas de la cumbre de Roma, donde se inició el tortuoso proceso de la Conferencia Intergubernamental (CIG) de la UE, ayer Aznar estrechó lazos con Polonia cara a la dura pugna de Bruselas. Junto a España, Polonia es el país más damnificado por la Convención europea, cuyo proyecto de Constitución entierra el sistema de votación consensuado en el Tratado de Niza y debilita a los países medianos, reforzando a Francia y Alemania.

"IMPERFECCIONES" DEL TEXTO Si en octubre el invitado de Aznar fue el presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, ayer le tocó el turno al primer ministro, Leszek Miller. Con el pretexto de celebrar una cumbre bilateral, ambos mandatarios expusieron su "visión común" y anunciaron que mantendrán una posición "muy decidida y clara" contra las "imperfecciones" del proyecto constitucional.

Pese a que semanas atrás se mostró dispuesto a flexibilizar sus demandas, ayer Aznar alertó de que "de momento" París y Berlín no han presentado una "idea nueva", de modo que "no hay ninguna alternativa que sustituya el consenso" de Niza.

La reunión con el premier polaco estaba programada desde hace semanas para lanzar este mensaje de firmeza, pero ayer el tono de Aznar se endureció aún más tras la decisión del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) de la UE de no sancionar a Alemania y Francia por superar el nivel de déficit autorizado por el pacto de estabilidad de la eurozona. El hecho de que el acuerdo se tomara por mayoría cualificada --con la oposición española-- dio aún más argumentos a Aznar para plantar cara al eje franco-alemán.

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"TENDRA CONSECUENCIAS" Visiblemente enojado, Aznar advirtió: "Si se puede decidir nada menos que la suspensión de la aplicación del Tratado en un Consejo de Ministros, imagínense la importancia que tienen las discusiones sobre el sistema de voto en el Consejo Europeo". El presidente auguró también que este acuerdo del Ecofin "tendrá consecuencias" sobre la negociación del reparto de poder en la UE. Aznar y Miller también coincidieron en rechazar que el proyecto de defensa europea impulsado por Francia y Alemania margine a la OTAN.