ETA ha intensificado la extorsión económica a empresarios y profesionales en su última remesa de cartas amenazantes. En un nueva vuelta de tuerca tras el anuncio del final de la tregua, la banda terrorista no solo ha decidido incrementar sus exigencias económicas, sino que también ha ampliado el círculo de los objetivos de su chantaje y ha endurecido el tono, al advertir que el impago se traducirá en "medidas", lo que en el lenguaje común significa atentados.

La nueva oleada de misivas data de la segunda quincena de julio y afecta a personas que nunca antes habían sido objeto del chantaje etarra. Las cantidades exigidas llegan hasta los 400.000 euros y ETA reclama su abono en billetes de 20, 50 y 100 euros a entregar "de forma discreta" en los considerados "círculos habituales" de la izquierda aberzale.

Con el evidente propósito de compensar los hasta ahora desastres operativos de la organización por la eficaz intervención policial, la banda ha decidido elevar el listón de la amenaza.

Así, lo que durante las cartas remitidas en periodo de tregua eran recomendaciones para "colaborar" en la lucha por los derechos de Euskal Herria, ahora son advertencias. Las misivas aseguran que, en caso de no contestar a "la petición", ETA entendería contar con "vía libre" para actuar contra el extorsionado o contra sus bienes.

LUCHA COSTOSA Las cartas, en español y en euskera, justifican la intimidación por la "capacidad económica" de la víctima y por lo costoso de la lucha. Dice que nunca en la historia sus militantes han buscado el "enriquecimiento personal".

ETA avisa además que ese "esfuerzo económico" de los extorsionados se prolongará mientras "dure el conflicto", se nieguen los derechos de Euskal Herria y los vascos continúen aportando dinero para pagar "infraestructuras extranjeras", en una alusión al cupo, que siempre ha sido criticado por la izquierda aberzale y que es el dinero que el Gobierno vasco paga al central para financiar los gastos del Estado en Euskadi.

CONSTANCIA EN LAS CARTAS Este último detalle no formaba habitualmente parte de las siniestras cartas etarras, aunque el presidente de la patronal navarra, Manuel Ayesa, apuntó que el texto es "muy parecido" al que ha venido utilizando últimamente la banda. Lo que sí consideró una novedad es la "constancia" con la que ETA remite las cartas desde el pasado junio, aunque, según recordó, el chantaje económico no desapareció ni durante el alto el fuego.

Ayesa denunció que los empresarios perciben un cierto desinterés de los responsables políticos ante estas amenazas y se quejó de que "no le dan la importancia que tiene".