La policía está sorprendida por la facilidad con que los seis encapuchados armados y posiblemente miembros de ETA se apoderaron la noche del viernes de más de 4.000 kilos de clorato sódico en una factoría de Quadrimex cercana a Poitiers (Francia). Los investigadores sospechan que los asaltantes tenían un plan de asalto detallado y que realizaron vigilancias algunos días antes. Además, no descartan un fallo de seguridad en la fábrica y la existencia de algún colaborador interno.

El complejo elegido por los presuntos etarras se encuentra en la localidad de Saint Benoit, limítrofe con Poitiers, y consta de 12 hectáreas y de una serie de naves de 25.000 metros cuadrados clasificadas con la norma Seveso. Es la de mayor prevención de riesgos industriales de la Unión Europea tras el escape de dioxina de 1976 en la localidad italiana del mismo nombre. La vigilancia cubre las instalaciones las 24 horas del día.

La factoría cuenta con un equipo de agentes de seguridad especialmente formados contra los riesgos de robos, nubes tóxicas, incendios y fugas de productos nocivos. Los vigilantes pertenecen a la compañía Securitas y se encuentran conectados con un Centro Operativo de Seguridad (COS), que sigue a distancia su misión y se asegura de que no tienen problemas. En caso de enfermedad o agresión a un agente, su walkie-talkie emite una señal al COS y éste actúa de inmediato, y envía personal de intervención desde Poitiers.

Según las primeras hipótesis de la investigación, los terroristas se beneficiaron de la explicación de los mecanismos de seguridad de la factoría porque Quadripax los colgó en internet para dar garantías a la población.

´KASKABARRO´ Los 4.000 kilos de clorato sódico pueden ser mezclados con compuestos inorgánicos oxidables como azufre, fósforo y polvo de metales, y transformarse en 5.000 kilos de explosivo casero o kaskabarro.