Cuarenta kilos de explosivo empleó ayer ETA para irrumpir en el escenario político, alterado por insistentes expectativas de tregua. El coche bomba, colocado en Getxo (Vizcaya), en una zona en la que residen empresarios y financieros, fue también un aviso nítido a éstos que, esperanzados por la posibilidad de un alto el fuego, se niegan cada vez en mayor número a pagar el chantaje económico.

El artefacto estalló a las 14.30 horas y causó heridas leves a un agente de la Ertzaintza que participaba en el desalojo y acordonamiento de la zona. La bomba causó graves destrozos. Fue la quinta vez que ETA apuntó al mismo barrio getxotarra de Neguri desde que el 25 de junio de 2000 estalló el primer coche bomba muy cerca de la calle Ondategi, en la que ayer explotó el vehículo robado poco antes por la banda. En la zona reside la familia del último secuestrado por ETA, Cosme Delclaux, aunque el consejero del Interior, Javier Balza, descartó que los terroristas tuvieran un objetivo concreto.

Medios financieros admitieron que ETA busca amedrentar a los empresarios ante el masivo rechazo al pago de la extorsión. Balza señaló que se trataba de un atentado "indiscriminado" y que ETA avisó antes mediante una llamada al diario Gara , pero que, puesto que facilitó un nombre erróneo de la calle (el comunicante dijo la calle Manuel María Smith) y dio poco tiempo (hubo 20 minutos de diferencia), la banda pretendió causar "víctimas mortales".

AGENTE DE LA ERTZAINTZA La policía local y la Ertzaintza coordinaron la inspección y el desalojo de la zona. Se encontraban en esas tareas cuando la potente explosión de un automóvil aparcado en calle Ondategi, adyacente a la citada en el aviso, les sorprendió y alcanzó a un agente.

Trasladado al hospital, el centro sanitario informó de que la vida del policía no corría peligro y que estaba siendo sometido a pruebas y requería de intervención quirúrgica en una mano.

La deflagración se oyó en todo el municipio. "Ni un solo momento he dudado de que se trataba de una bomba", dijo la senadora del PP Pilar Aresti, que se acercó hasta el lugar de los hechos. Su domicilio en Getxo sufrió los efectos de la bomba que ETA colocó ante su casa el 24 de julio del 2000.

El coche utilizado quedó reducido a un amasijo de hierros tras la explosión. Su propietario había sido abordado una hora antes en el monte Artxanda, en Bilbao, y atado a un árbol. Cuando logró soltarse, acudió a una comisaría de la Ertzaintza.

ETA no recurría al coche bomba desde que en julio del 2003 hizo volar el aparcamiento del aeropuerto de Santander. Los artefactos colocados el verano en Cantabria, Asturias y Galicia y los del diciembre fueron de escasa potencia. La detonación arrancó ventanas y puertas, hundió techos y destrozó mobiliario en un área que ya vivió esta secuencia en junio del 2000 y en abril del 2003.

"Esto es un horror", reconocía una vecina. Su casa presentaba un aspecto desolador. Contó que en el mismo inmueble otra vecina se encontró la rueda de un vehículo en su salón.

El alcalde de Getxo, Iñaki Zarraoa (PNV), cuyo ayuntamiento ha convocado para la tarde de hoy una concentración de repulsa, reconoció la dificultad de impedir atentados como el de ayer a pesar de que la insistencia de ETA por actuar en este municipio llevó al consistorio a coordinar con la Consejería de Interior un dispositivo de vigilancia.

EL PRESAGIO DE OTEGI Cuatro horas antes de producirse el atentado, el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, advirtió de que el proceso de paz "de momento, no existe" y de que el conflicto seguía abierto. El portavoz reclamó en un acto en San Sebastián "serenidad y prudencia", porque "no se pueden esperar novedades de un día para otro".

Balza, aseguró que ETA quiere "dinamitar cualquier proceso que esté abierto". "Basta de estilos y cartas; hay que aportar hechos", exigió a Batasuna, a Otegi y a ETA. El secretario general del PSE-EE de Guipúzcoa, Miguel Buen, condenó el atentado, con el que la banda "intenta frustrar el escenario de esperanza".

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, conoció en Toulouse (Francia) el atentado y allí se remitió a sus palabras del sábado en San Sebastián al asegurar que para escuchar a Batasuna es necesario que "cese de una vez el ruido de las bombas y las pistolas".

PROVOCACION El secretario general del Grupo Socialista, Diego López Garrido, vio el ataque como una "provocación" que impide considerar propuestas de Batasuna mientras ETA no deje las armas. Ignacio Astarloa, responsable de Justicia del PP, lo interpretó como un "recordatorio de que no se puede bajar la guardia". El presidente del PP, Mariano Rajoy, aseguró que "el único anuncio que le interesa a la sociedad es que ETA diga que deja de matar. Mientras que el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, pidió a la formación de Otegi que se desvincule de ETA: "Si Batasuna busca ser interlocutor del Gobierno pero ETA no le deja con las bombas, Batasuna debe pedir que cesen ya".