ETA ha decidido instruir a sus presos para que se acojan a los beneficios penitenciarios. Esta medida supone un giro en la estrategia de la banda terrorista respecto a su colectivo de reclusos, a los que impedía hasta ahora acceder a cualquiera de los beneficios previstos por ley para los condenados.

Unos 100 presos, de los aproximadamente 550 que hay, han manifestado ya su voluntad de solicitar el paso al tercer grado penitenciario, que les permitiría salir de prisión los fines de semana.

LEVANTAR LA MORAL

El cambio de estrategia fue anunciado a principios de septiembre en el diario Gara , próximo a la ilegal Batasuna, y ayer fue confirmado por la agencia Europa Press. Según aquel rotativo, ETA pretende con esta medida levantar la moral de sus presos y del resto del colectivo etarra, al tiempo que quiere sondear al nuevo juez único de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez. Según fuentes de Instituciones Penitenciarias, este juez no ha recibido todavía ninguna de estas solicitudes.

Gómez Bermúdez fue designado para revisar en exclusiva la situación de los condenados por delitos de terrorismo con el objetivo de evitar decisiones polémicas, como la adoptada por la juez de Bilbao Ruth Alonso, que concedió la libertad condicional al etarra Francisco Javier Echevarria. La Audiencia Nacional revocó después la medida.

Para distinguir a sus presos de los reclusos por delitos comunes, la banda rechazaba hasta ahora la clasificación en grados que recoge la ley. Hasta ahora sólo los presos disidentes habían solicitado de forma individual este beneficio penitenciario.

Fuentes de la lucha antiterrorista interpretan que ETA quiere dar la imagen de que se ocupa de sus presos. Especialmente en un momento difícil para la banda por los éxitos policiales y el desmantelamiento de las estructuras políticas y económicas.

Entre los presos incluidos en la lista figuran terroristas con historiales sangrientos, como la exintegrante del comando Madrid María Inmaculada Noble Goicoechea, Ana . Esta etarra fue condenada por matar en el mismo atentado a cinco guardia civiles, y asesinar al militar Ricardo Sáenz de Ynestrillas y al soldado Francisco Casillas. También solicitará la gracia Antonio Troitiño, condenado a 2.232 años por el atentado de la plaza de República Dominicana de Madrid, que costó la vida a 12 guardias.