ETA no se plantea desaparecer ni anunciar por ahora ese alto el fuego "permanente y verificable" que hace unos días le pedían desde Bruselas cuatro premios Nobel de la Paz y varios mediadores internacionales liderados por el experto Brian Currin. Esa es la conclusión más clara del comunicado que la banda divulgó ayer a través del diario Gara , una nota que deja en la estacada a quienes como Eusko Alkartasuna (EA) confiaban en un gesto importante para allanar la unidad de acción soberanista con la izquierda aberzale ilegalizada.

En una nueva demostración de que no está dispuesta a ceder en su papel de tutela del movimiento independentista, ETA hizo coincidir el nuevo comunicado con el Aberri Eguna o Día de la Patria Vasca. A diferencia del año pasado, en el que advirtió a los socialistas vascos de que se proponía convertir al Gobierno de Patxi López en su "objetivo prioritario", esta vez el mensaje iba dirigido a sus simpatizantes con un doble fin. Por una parte, intenta tranquilizarlos al asegurar que no hubo voluntad de matar a un gendarme en el tiroteo del 16 de marzo en Dammarie-lès-Lys, cerca de París, y que fue la policía francesa la que inició el enfrentamiento: "Un policía disparó dos veces a un militante que estaba en el suelo y sin armas. Aunque supuestamente fue a no dar, eso incidió directamente en los sucesos posteriores". Por otra parte, también trata de aleccionar a sus seguidores al dejar claro que es la banda la que decide cuándo y cómo se pone fin al problema vasco.

El comunicado dice que la "desactivación de la respuesta armada no soluciona el conflicto vasco" porque son necesarios "garantías y compromisos de todas las partes". Así, ETA aleja cualquier posibilidad de una tregua y subraya que es la propia organización la que fija criterios y administra los tiempos.

PASO ATRAS Esto supone un paso atrás en las expectativas de crear un frente soberanista en el que confluirían la izquierda aberzale y EA. Ambos desfilaron ayer juntos en una marcha independentista entre Irún y Hendaya que movilizó a miles de personas, pero que no logró trasladar un mensaje nítido a favor de la política y contra la violencia.

El secretario general de EA, Peio Urizar, reconoció que el texto etarra es un jarro de agua fría. Y reiteró su disposición a seguir trabajando con la izquierda aberzale ilegalizada por "vías políticas y democráticas".

Entre los herederos de Batasuna se impuso la respuesta de manual. Solo una dirigente sin gran proyección pública, Miren Legorburu, consideró "positiva" la nota. Por su parte, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, no quiso referirse al comunicado, pero su mensaje fue tajante: "No nos dejaremos embaucar por ETA".