El atentado que cometió ETA la pasada madrugada contra los Juzgados de Bergara (Guipúzcoa) fue obra de una única persona, que colocó dos mochilas frente a la sede judicial. Las bombas contenían 15 kilos de explosivo, al parecer amonitol, un producto muy destructivo y no usado hasta ahora por la banda terrorista. Además de los daños en la puerta, viviendas, comercios y vehículos resultaron afectados.

Las cámaras de vigilancia del edificio confirmaron que una sola persona encapuchada se acercó a la puerta principal a las 23.40 horas del jueves y, tras dejar las dos mochilas, huyó. Los investigadores sospechan que fue ayudado por otros terroristas no captados por la grabación.

Agentes de la Ertzaintza encontraron los bultos ocho minutos más tarde y, al considerarlos sospechosos, establecieron un cordón de seguridad. Al mismo tiempo, un comunicante anónimo advirtió por teléfono al parque de bomberos de Oñati (Guipúzcoa) de la próxima explosión de un artefacto. Las bombas explosionaron veinte minutos después de medianoche.

Las hipótesis apuntan al comando Vizcaya , muy activo desde el verano e integrado por los presuntos terroristas Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea.

Mientras, Acción Nacionalista Vasca (ANV) anunció que no se concentrará hoy contra el atentado, pese a que el resto de formaciones con representación en el ayuntamiento, PNV, EA y PSE, forzaron que se celebre hoy a mediodía un acto de repulsa.