Tras el pacto de la financiación sanitaria, resurge el debate de las balanzas fiscales. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, está a punto de recibir el informe del grupo de expertos creado para elaborar una metodología que permita calcular el saldo financiero entre el Estado y las autonomías, una antigua reivindicación de la Generalitat catalana. Pero los expertos consultados adelantan que no presentarán una sola fórmula sino dos alternativas, para que el Gobierno y las comunidades decidan cuál utilizarán. Una comisión coordinada por el director del Instituto de Estudios Fiscales, Jesús Ruiz-Huerta, e integrada por el profesor Ramón Barberán y los catedráticos Núria Bosch, Guillem López-Casasnovas, Ezequiel Uriel, Alfonso Utrilla y José Sánchez Maldonado, trabaja desde abril para cumplir el encargo de Solbes.

Los expertos necesitarán un par de reuniones más para tener listo el informe, pero ya han diseñado los dos sistemas para cuantificar las balanzas fiscales, entendidas como la diferencia entre la aportación tributaria de cada autonomía al conjunto del Estado y la inversión que recibe de éste. Un mapa de la solidaridad que debería demostrar qué autonomías son contribuyentes netas y cuáles receptoras, y también en qué medida. El acuerdo entre los expertos, con sensibilidades dispares, no ha sido sencillo. Los hay más favorables al criterio del flujo monetario y otros, al del flujo del beneficio. Pero todos han coincidido en que son las dos únicas metodologías fiables.

A grandes rasgos, la fórmula del flujo monetario computa los gastos de la Administración central en cada autonomía y distribuye proporcionalmente los gastos no territorializables, como los de Defensa y Exteriores. Así, la inversión del AVE Madrid-Barcelona se repartiría entre las comunidades por las que discurre: Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón y Cataluña. El criterio del flujo del beneficio, en cambio, parte de la teoría de que también disfrutarán del AVE los habitantes de otros territorios que circulen por España, por lo que reparte el coste de las obras entre más comunidades.

En cuanto a los ingresos, ambas fórmulas distinguen entre tributos directos --el IRPF y el impuesto de sociedades, entre otros-- e indirectos --el IVA y los impuestos especiales--. Los primeros se computan en el territorio donde se declaran; los segundos, por contra, se distribuyen según los índices de consumo de cada autonomía.

LA NUEVA FINANCIACION Lo más complejo ha sido pactar con qué baremos se imputan ingresos y gastos en cada fórmula. Uno de los catedráticos avanza que, aunque el informe no cuantificará las balanzas, ambas metodologías permitirán calcularlas con los datos ya disponibles. Solbes es contrario a utilizar las balanzas fiscales para negociar el reparto de los recursos públicos. Por eso, el vicepresidente, según fuentes oficiales, condicionará la divulgación de los saldos fiscales a que antes las autonomías pacten el sistema de cálculo. Misión que, dada la disparidad de intereses, se antoja casi imposible.