El Gobierno socialista regulará por ley el control de los regalos que se hagan a los presidentes de Gobierno, de manera que se garantice que todos pasen al patrimonio del Estado, incluso cuando puedan considerarse personales. El portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Socialista, Diego López Garrido, confirmó que la medida se aprobará en esta legislatura, aunque José Luis Rodríguez Zapatero no la incluyera entre los compromisos inmediatos de su investidura.

El debate sobre la regulación de los regalos que se hacen a los presidentes surgió como consecuencia de la polémica que ha suscitado la mudanza de José María Aznar a su nueva residencia privada en una urbanización residencial de lujo de Pozuelo (Madrid). El expresidente se llevó consigo 10.000 botellas de vino de la bodega de la Moncloa y la pista de pádel del complejo presidencia --regalo del cantante Plácido Domingo-- porque consideró que son de su propiedad personal, aunque sean regalos que recibió mientras ocupaba la presidencia del Ejecutivo.

VACIO LEGAL En España no hay una legislación que fije los límites entre los regalos personales y los oficiales, por lo que queda al criterio del expresidente determinar lo que es suyo o lo que debe dejarse al patrimonio nacional. La única norma existente data de tiempos del franquismo: una orden ministerial de 1958, aún vigente, que regula la prohibición de regalos de Navidad a funcionarios. No hay más.

Aunque hay un registro de regalos oficiales que deben quedarse en el Palacio de la Moncloa, la ambigüedad es tal, según señalaron responsables de la Administración, que casi todo puede considerarse personal y sólo se incluyen en él los regalos recibidos en viajes oficiales al extranjero.

EL CABALLO DE GADAFI Un ejemplo claro es el caballo que el líder libio, Muamar Gadafi, le regaló a Aznar en la primera y última visita de éste a Libia. Era un corcel árabe, de color castaño, llamado Barkalqaed (Rayo del líder). El expresidente lo cedió al patrimonio del Estado para que lo entregase a la Guardia Civil.

Ante el vacío legal, Zapatero presentó su alternativa el 17 de febrero. En una rueda de prensa que siguió a la primera reunión del llamado comité de notables del PSOE, el hoy presidente dio cuenta del Código de buenas prácticas del Gobierno socialista .

El primer punto de ese código se refiere al principio de honestidad. Y en el apartado cuarto recoge el siguiente compromiso: "El Gobierno socialista llevará un registro público y un control estricto de los regalos oficiales a miembros del Gobierno y altos cargos, asegurando su incorporación al patrimonio del Estado".

López Garrido explicó a este diario que este compromiso se inspirará en la legislación de EEUU, la más desarrollada en la materia, a juicio del PSOE.

En Estados Unidos están totalmente prohibidos los regalos personales a presidentes y miembros del Ejecutivo, incluidos los que puedan hacerse en especies, como los almuerzos o cenas. Llega al extremo de que es ilegal invitar a comer a un alto cargo por más de 20 dólares. Llama la atención ver la cantidad de restaurantes del entorno del Capitolio, en Washington, que ofrecen menús de 19,99 dólares. Cualquier regalo que se haga al presidente durante su mandato pasa a ser patrimonio del Estado automáticamente.

HASTA LOS BONSAIS Felipe González, cuando terminó sus 13 años de mandato presidencial en 1996, consideró que la casi totalidad de sus regalos eran del patrimonio nacional y organizó una exposición de todos ellos en una de las salas más grandes de la Moncloa. El expresidente devolvió incluso la gran colección de bonsáis que había cuidado personalmente.