Los familiares de Albert Vilalta, Alicia Gámez y Roque Pascual vieron a mediados de diciembre un vídeo de pocos minutos en el que aparecen los tres cooperantes secuestrados por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) el 29 de noviembre en Mauritania, cuando circulaban por el desierto en una caravana de la oenegé Barcelona Acció Solidària (BAS). Las imágenes, grabadas hace más de un mes, muestran a los tres españoles juntos y en aparente buen estado, pero con el semblante muy serio y un claro enfado, según explicaron ayer fuentes al tanto de las negociaciones para la liberación. La cinta, "todo un alivio para las familias", según las mismas fuentes, se detiene en Vilalta: el cámara dedica varios planos a su pierna izquierda, escayolada tras recibir tres tiros cuando intentó huir en el momento de la captura.

Fueron los interlocutores del Ministerio de Asuntos Exteriores que las familias tienen asignados, y con los que se comunican siempre que lo desean, los que mostraron las imágenes a los afectados. Tras el pase, rogaron a los allegados que mantuvieran la discreción que están teniendo hasta ahora y que se abstuvieran de comentar con nadie la existencia de esas imágenes, para que las negociaciones con los secuestradores lleguen a buen fin. Y lo cierto es que los familiares cumplieron a rajatabla la petición y hasta ayer que lo público el diario El Mundo no se supo de la existencia de la cinta.

Y si discretos se están mostrando los familiares que durante todos estos días han evitado cualquier manifestación a los medios de comunicación, más cauto y prudente si cabe es el Gobierno que, aprendida la lección del atunero Alakrana y pese a tratarse de dos crisis muy diferentes, ha optado por la estrategia del silencio como "único marco posible para avanzar en el desarrollo de las negociaciones", indicaron fuentes del Ejecutivo.

EL CNI, EN BAMAKO El vídeo, además de confirmar que hace un mes los tres cooperantes se encontraban juntos y que Vilalta estaba recibiendo asistencia para las heridas de su pierna, pone de manifiesto que existe una línea de comunicación entre los secuestradores y el Gobierno español. Con intermediarios elegidos por el Ejecutivo de Malí, es cierto, pero que han conseguido acceder hasta la célula terrorista que retiene a los cooperantes. Estos intermediarios están en contacto con un grupo de agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), desplazados a Bamako, la capital maliense, para seguir la evolución del secuestro.

Fueron estos agentes los que entregaron a los intermediarios de Al Qaeda los medicamentos, especialmente antibióticos, que los terroristas solicitaron para tratar las heridas de Vilalta. El catalán no ha sido el primer escayolado de los raptores. A la alemana Marianne Petzold, que estuvo en poder de Al Qaeda entre enero y abril del 2009, también le escayolaron un brazo, según relató ella misma el domingo pasado al diario El País.

"Trabajamos con las herramientas que en estos momentos son más eficaces para conseguir esa liberación y que son la prudencia, la responsabilidad y la discreción", respondió ayer la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, al ser preguntada por el vídeo. Ni confirmó, ni desmintió. Como tampoco lo hizo el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, en una entrevista concedida a TVE.

DESCONOCIMIENTO Tanta ha sido la discreción impuesta por todos los que sabían de la existencia de la cinta, que ni la oenegé a la que pertenecen los tres cooperantes sabía de su existencia. Así, el portavoz de BAS, Josep Ramon Giménez, llegó a reclamar ayer a Exteriores que confirme o no la existencia de las imágenes. Más tarde moderó sus palabras y apeló a un final feliz del largo secuestro, seguramente después de hablar con los familiares.